Hay quien dice que los chicos no deberían defender a las chicas porque parece que así las chicas no se pueden valer por sí mismas y esto conlleva depender de un chico. Se podrían analizar las consecuencias de esta idea en numerosos ámbitos. En el caso del bullying las consecuencias son muy evidentes.
Los números del bullying son escandalosos. En países como Australia, Brasil o Estados Unidos, en torno al 27-28% de la población adolescente lo ha sufrido. Otros estudios apuntan a que un tercio del alumnado de entre 13 y 15 años sufre bullying. En los países industrializados 17 millones de adolescentes reconocen haber acosado en la escuela a otras personas de la misma edad o edad similar. Sin embargo, el bullying no ocurre solo en la adolescencia. La investigación demuestra que la violencia escolar es un fenómeno que comienza desde edades muy tempranas. Se viola así el derecho básico de estudiar en un entorno escolar seguro. Este derecho se incluye, por ejemplo, en la Convención de los Derechos del Niño de Naciones Unidas, y es parte fundamental del Objetivo 4 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas.
Para nada es un fenómeno irremediable. La superación de bullying depende de aplicar evidencias científicas de impacto social en el día a día del ámbito escolar. Se puede conseguir en todo tipo de escuelas. Se puede lograr tanto con el acoso online como con el acoso offline.
La investigación ha demostrado que la bystander intervention (la intervención de los testigos) es fundamental para la superación del bullying. El bullying nunca es algo que ocurre exclusivamente entre personas agresoras y víctimas. Siempre hay testigos, a veces directos, en ocasiones indirectos, como cuando se cuenta lo ocurrido o se tiene noticia de agresiones tanto físicas como verbales, difamaciones, rumores, etc. La intervención solidaria de las personas que son testigo del bullying es clave para superar este tipo de acoso.
Cuando la que sufre bullying es una chica, el posicionamiento de los chicos tiene repercusión, evidentemente. No solo perjudican a la víctima los chicos que la agreden. También lo hacen quienes la revictimizan, quienes la dejan sola, aislada. Ante los casos de bullying, un chico NAM (Nuevas Masculinidades Alternativas) siempre se posiciona contra la violencia y apoya a la víctima, no la revictimiza, no la deja aislada. Ante el bullying, el posicionamiento solidario puede provenir de un compañero de clase, un docente, un director de escuela, un inspector, un familiar, etc. Si no defienden a la víctima de bullying, se posicionan con las personas agresoras y se convierten en parte fundamental del problema.
Los que queremos ser parte de la solución, defendemos a las víctimas y nos posicionamos contra las agresiones.
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