Las niñas y niños con discapacidad tienen doble probabilidad de sufrir violencia que las y los menores sin discapacidad. Aproximadamente un tercio de estos niños y niñas con discapacidad física, intelectual o sensorial han experimentado algún tipo de violencia, ya sea física, emocional, sexual o abandono; desde ataques físicos o verbales por parte de algún familiar hasta casos de cyberbullying.
Estudios previos ya evidenciaban este grave problema hace una década. En la actualidad, con el enorme incremento de volumen en los datos disponibles, se hacía necesario revisar los resultados en un nuevo estudio publicado en la prestigiosa revista médica The Lancet Child and Adolescent Health. Además, las actualizaciones periódicas ayudan a las personas responsables de implementar políticas e investigadoras a evaluar el progreso hacia los objetivos globales relacionados con la eliminación de la violencia hacia la infancia con discapacidad.
A diferencia del estudio anterior financiado por la OMS, que estaba más centrado en países de altos ingresos, esta vez la información se ha actualizado con datos procedentes de países de renta baja y media donde vive la inmensa mayoría de menores con discapacidad, obteniendo así una visión global más inclusiva del problema; incorporando además una mayor diversidad en los tipos de discapacidad y aspectos de la violencia como el bullying y el ciberbullying.
Los datos revelan diferentes estimaciones según el tipo de violencia, discapacidad y agresor. También se evidencia que los niños y las niñas en contextos desfavorecidos están en una situación de especial vulnerabilidad ante la violencia.
Lamentablemente, y a pesar de los avances realizados en las políticas y medidas de sensibilización los diez últimos años, este nuevo estudio muestra claramente la alta incidencia de todas las formas de violencia que soportan los y las menores con discapacidad. Los resultados también convocan a intensificar la cooperación entre todas las disciplinas y sectores implicados en la protección de la infancia con discapacidad, así como al desarrollo de investigaciones adicionales bien diseñadas, especialmente en lo que se refiere a poblaciones infrarrepresentadas y económicamente desfavorecidas.
A pesar de las limitaciones que presenta el material estudiado por haberse analizado información disponible tan solo en las lenguas inglesa y china, entidades como la Iniciativa de Justicia para la Discapacidad, lo valoran positivamente por proporcionar un marco para la reflexión acerca de lo que estamos haciendo para superar esta violencia, y hacer un llamamiento a los gobiernos para que dediquen recursos e información a las comunidades que ayuden a aliviar esta situación. En este sentido, se comprueba que la implicación de las y los líderes religiosos y comunitarios, así como emprender acciones educativas en la comunidad, son medidas efectivas para transformar las normas sociales.
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