image_pdfPDFimage_print

Las personas feministas estamos a favor de la igualdad entre hombres y mujeres y luchamos activamente contra cualquier forma de violencia machista, incluida la Violencia de Género Aisladora. Esto también incluye a las personas académicas que dirigen proyectos de investigación, tesis, y/o se encuentran al cargo de alguna unidad. Esta defensa de los valores feministas tiene un especial impacto cuando estas personas lo ejercen, ya que de ellas depende el bienestar de aquellos/as con quienes trabajan, y por ello resulta importante reflexionar sobre cuáles son las características que las definen. Me gustaría destacar tres aspectos.

En primer lugar, cabría resaltar que se trata de personas que tienen un alto nivel de coherencia entre su vida personal y profesional, de modo que la lucha por esos valores igualitarios está presente en todos los aspectos de sus vidas. Sería ridículo pensar que alguien tiene un interruptor del feminismo, que enciende cuando llega al trabajo y apaga al terminar la jornada, de modo que a pesar de ser una persona terriblemente machista, en el lugar de trabajo apoya activamente a las víctimas y trabaja por la igualdad de oportunidades, el bienestar y la protección de todas las personas con quienes trabaja. Por ello, esa coherencia de la que hablaba es fundamental.

En segundo lugar, se trata de personas con un alto grado de excelencia humana y científica. En los proyectos que dirigen aplican las evidencias científicas en temas de violencia de género y acoso, para su prevención y desde la preocupación más profunda de generar ambientes de trabajo seguros y confiables. En este sentido, comparten esas evidencias con los miembros del grupo para crear conciencia sobre la importancia de los upstander en la superación de la violencia de género y de que quien no es parte de la solución, es parte del problema.

Finalmente, se trata de personas radicalmente revolucionarias, que creen que un futuro en que la violencia de género no exista es posible. Por ello, toman hoy los compromisos que nos acercan a ese sueño por alcanzar y consiguen crear “islas” que demuestran que efectivamente es posible. En sus grupos nadie tolera los abusos de poder de ningún tipo y hacia ninguna persona o colectivo y existe un compromiso por parte de todos y todas hacia el apoyo de esos valores, desde el diálogo, el acompañamiento y el respeto.

Recogiendo estas tres características, un claro ejemplo de joven directora comprometida con el feminismo es Sandra Racionero. Como becaria FPU vinculada al proyecto I+D que ella dirigía, tuve la oportunidad de disfrutar de un ambiente de trabajo inmejorable. Siempre me sentí protegida porque siempre se me dieron a conocer las problemáticas existentes (en vez de tratar de taparlas), así como las evidencias científicas existentes en cuanto a su prevención y superación. Gracias a esa dirección feminista he podido trabajar años con un nivel de excelencia que me ha permitido aprobar la evaluación para ayudante doctora nada más terminar la tesis y además disfrutar ya ahora de un contrato “Margarita Salas” en otro grupo de investigación en otra universidad que también ha sido pionero, igual que el grupo de Sandra, en las acciones contra el acoso sexual y todo tipo de abusos de poder en las universidades.

Pero más allá de eso, tuve la suerte de tener un modelo de rigor y compromiso con los valores feministas, ya que pude ver como Sandra no dudó en defender y dar apoyo a las víctimas de Violencia de Género y Violencia de Género Aisladora, algo por lo que ha sufrido y sigue sufriendo ataques y mentiras de los acosadores y sus cómplices. Hacen falta más directoras feministas como Sandra y su ejemplo es crucial para que el día de mañana existan más de esas islas que muestran que un entorno de trabajo igualitario y libre de acoso es posible

Views All Time
Views All Time
1061
Views Today
Views Today
1
Secciones: subportada

Si quieres, puedes escribir tu aportación