Estados Unidos se está debatiendo sobre la necesidad de establecer algún tipo de pautas que contribuyan a señalar si un libro sería adecuado para estar en las bibliotecas de los centros educativos, y, por tanto, accesibles para los y las menores y adolescentes. Una preocupación que surge a partir encontrar libros con contenidos inapropiados para menores, después que un juez de Texas el pasado otoño dictaminara un listado de 800 libros dirigidos a menores en los que se había detectado contenido que podrían hacer sentir malestar, preocupación, culpabilidad u otra angustia psicológica entre las personas lectoras. En cambio, este debate deja abierta la puerta a un tema que en estos momentos está poco debatido por el gobierno de Estados Unidos, la censura y el acceso que puede tener la juventud a determinados materiales de lectura.
Motivada por esta controversia, Mary Ellen Cuzela, madre de tres adolescentes, se ha propuesto ayudar a las escuelas de su distrito en Katy, Texas (Estados Unidos), a retirar los libros con contenido “vulgar” de sus bibliotecas. En concreto, su preocupación principal son aquellos libros que abordan las relaciones afectivas y sexuales en los que ha detectado que se fomentan relaciones que dan cabida a la coacción, la presión ante la virginidad, muestran situaciones sexuales explícitas con gráficos, aparecen personajes adolescentes o jóvenes que sufren algún tipo de abuso, etc. Por ello, Mary está contribuyendo a retirar estos libros de las bibliotecas de los centros educativos, y los traslada a la biblioteca municipal, según cuenta a la BBC.
Ante esta acción, un grupo de estudiantes se han organizado en contra de la retirada de libros, situando el debate en la censura y en los efectos perjudiciales que puede causar que les sean negados ciertos libros que les ayudan a conocer mejor su propia realidad.
Es así como se ha abierto un debate necesario sobre qué lecturas pueden ser más beneficiosas para la infancia, por ser obras que aportan conocimiento que enriquecen el abordaje de los desafíos actuales con éxito, como es la educación, la diversidad cultural o la libertad sexual. En este debate cabe tener en cuenta lo que cada día las evidencias científicas muestran con más solidez, los beneficios que comporta la lectura compartida de obras clásicas como Las mil y una noches o Romeo y Julieta, al conseguir romper con estereotipos, fomentar relaciones basadas en los mejores sentimientos o aumentar el capital cultural, despertando el interés por el conocimiento. Un camino que está conduciendo a que las nuevas generaciones sean exitosas en la sociedad a través de la lectura.
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