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Una investigación realizada por la BBC revela que miles de fotos íntimas de mujeres están siendo compartidas y usadas, obviamente sin su consentimiento, con la intención de acosarlas, avergonzarlas, amenazarlas e incluso chantajearlas a veces a cambio de dinero, a través de la aplicación de mensajería instantánea Telegram.

Un equipo de periodistas de la BBC, después de meses de investigación, encontró grupos y canales que compartían miles de grabaciones secretas así como imágenes robadas o filtradas o filmadas en secreto por exparejas, de mujeres en al menos 20 países alrededor del mundo. Junto a esas imágenes, en ocasiones se han publicado sus números de teléfonos y direcciones de sus domicilios.

Algunas de las víctimas se han atrevido a denunciar esta situación; han sido muy valientes. Desconocen cómo han podido llegar sus fotos a canales o grupos de Telegram con decenas de miles de personas seguidoras. Las consecuencias psicológicas son nefastas: se sienten hundidas, humilladas, agredidas y desprotegidas porque sus fotos circulan por las redes con total libertad e impunidad. 

Al parecer, existen pocas muestras de que la plataforma esté abordando activamente el problema buscando soluciones. 

Estos casos que se denuncian no son aislados. Los y las jóvenes comparten contenido online de tipo sexual, a través de las diferentes aplicaciones de mensajería, con otras personas, es lo que se conoce como sexting. Evidentemente, esta práctica conlleva riesgos. Sabemos que esta realidad existe así que necesitamos promover programas educativos donde la prevención, a través del diálogo y la comunicación intersubjetiva, sean claves para evitar que situaciones de acoso sexual en las redes lleguen a producirse: hablemos con los y las chicas de los peligros que conllevan estas practicas así como dotarles de estrategias de actuación.  Por un lado, si son ellas y ellos los protagonistas del contenido, ayudarles a identificar si existe coacción o presión social por parte del grupo para compartir este tipo de contenido íntimo y privado; por otro lado, si son ellos y ellas quienes reciben dichos contenidos directamente, debemos inculcarles el respeto hacia la privacidad y, por último, si son ellos y ellas quienes reciben el contenido indirectamente a través de otros grupos o canales, enseñarles a mostrar actitudes upstander donde denunciar y proteger a las víctimas sea la única solución posible para frenar el abuso. 

Al mismo tiempo, se necesitan políticas firmes para que, si se comparten imágenes de contenido sexual sin consentimiento, se protejan enérgicamente los derechos de las víctimas.

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