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La violencia de género aisladora (IGV por sus siglas en inglés) es aquella que sufren las personas que defienden a las víctimas de violencia de género, con el objetivo de aislarlas, precisamente para que queden solas y cesen en su defensa y denuncia.

Las presiones que reciben los hombres que se posicionan del lado de las víctimas son constantes y variadas y, por supuesto, violentas. Cuando un hombre decide defender a una víctima de Violencia de género, a menudo pasa a ser víctima de IGV.

Dependiendo del contexto y de la situación, se ataca a estos hombres upstander con argumentos como el de ser menos hombre, calzonazos, maricón, o buscar querer aprovecharse de la víctima. Pueden usar desde burlas y comentarios de ridiculización en contextos de grupos de “amigos”, difamaciones sobre ellos en círculos diversos e incluso pueden llegar hasta a amenazas de muerte en los casos más extremos.

En la teoría todos lo tenemos claro: no podemos tolerar este tipo de actuaciones. Pero en la práctica todo cambia… ¿o no? Si quien se burla es mi amigo, lo justifico; si quien hace la broma es su marido, ya lo solucionaran ellos; si quien agrede es mi jefe, o es “el que manda”, mejor callar porque me juego mi trabajo o mi posición. Las presiones son muchas, pero no nos engañemos, estas situaciones siguen siendo situaciones de violencia de género.

¿Actuar o no actuar? ¿Siempre? ¿Depende de quien la haga? ¿Depende de quien la reciba? ¿Depende de lo que sea?

A pesar de las presiones, comentarios y amenazas, hay hombres que no dudan en posicionarse, siempre al lado de la víctima. La valentía y la seguridad, necesarias para este posicionamiento en contextos diversos, son características de las Nuevas Masculinidades Alternativa (NAM).

En el artículo científico Men Tackling Isolating Gender Violence to Fight against Sexual Harassment se relata a través de las voces de los protagonistas, una serie de situaciones reales de hombres quienes, al defender a las víctimas, reciben IGV, y los efectos sobre la salud que esta acarrea a los upstanders. La salud psicológica y física y el bienestar general de las víctimas de IGV se puede ver afectada por los ataques directos y las represalias tras ofrecer apoyo a las víctimas de VdG.

Pero también en el mismo artículo nos da la alternativa, la clave para protegernos de estos ataques: las redes de apoyo, la solidaridad y la amistad entre hombres NAM sirven de escudo protector contra esta violencia aisladora. La red de solidaridad fuerte, la amistad valiente y el posicionamiento seguro de las NAM son clave en la superación de la VdG y de la IGV, porque protege y a la vez sirve de ejemplo para romper el tópico y que otros hombres se atrevan a hacerlo. Tener un referente para actuar ayuda a que más hombres den un paso adelante y se atrevan a ejercer un posicionamiento activo pero no temerario, inteligente y seguro ante cualquier tipo de agresión.

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