El problema de la violencia y el abuso contra los y las menores sigue siendo extremadamente alarmante. Asimismo, la manera en la que se aborda el proceso debe tener como objetivo la no victimización secundaria procurando el mayor apoyo y bienestar posible al niño o la niña y, en su caso, a la familia. Barnahus, implementado en los países nórdicos desde 1998, es considerado un modelo de mejores prácticas a nivel europeo, ya que consigue proporcionar una atención integral con un equipo multidisciplinar y una ubicación centralizada donde, en el mismo lugar, la víctima pueda disponer de asesoramiento jurídico y de apoyo médico y psicosocial.
En el artículo Policy-making for the diffusionof social innovations: the case of the Barnahus model in the Nordic región and the broader European context, publicado en 2018 en la revista ‘Innovation: The european Journal of Social Science Research’, se analiza el papel de las políticas y las condiciones del contexto e instituciones para la difusión e implementación de este tipo de innovaciones sociales como el modelo Barnahus, en el ámbito de la violencia hacia la infancia, en el contexto de los países nórdicos y en el ámbito europeo.
El modelo Barnahus se difundió e implementó en los países nórdicos de manera rápida suponiendo una extensión de las políticas ya existentes en los diversos países, creándose así en un clima propicio, facilitador y de amplio compromiso con la situación de vulnerabilidad de niños y niñas, de erradicar la violencia hacia la infancia, así como de la importancia de su prevención e intervención, evidenciando cambios posteriores en las políticas y prácticas sociales. Por otro lado, a nivel europeo, el ritmo de la implementación es diferente y la difusión llevada a cabo por la organización PROMISE, a través de ejemplos de otros países e historias personales, plantea algunos retos. Con análisis como este, se concluye que se debe estudiar más su implementación en contextos donde estructuralmente no encaje o porque se pretenda instaurar en países donde las políticas contra la violencia hacia los y las menores se distancien de los principios del modelo Barnahus.
Sin embargo, según organizaciones como ‘Save the Children’, se evidencia que el establecimiento del modelo Barnahus ayuda a las víctimas mejorando el trato directo hacia la víctima, facilitando el proceso y favoreciendo en países como Islandia el aumento de las denuncias. Por ello, el camino a seguir no debe distanciarse de aquellas innovaciones sociales que evidencian transformaciones y mejoras en la sociedad y, en especial, en las vidas de aquellos y aquellas más vulnerables, apostando siempre por la reflexión y la investigación científica en todos los contextos.
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