La escasa presencia de mujeres en las carreras y profesiones STEM es una constante preocupación social que se hace patente especialmente en estas fechas, próximas al 11 de febrero, Día internacional de la mujer y la niña en la ciencia. ¿Cuáles son las razones para que las mujeres jóvenes no elijan esos estudios o abandonen la carrera científica una vez comenzada?
La propia ciencia nos ofrece desde hace tiempo respuestas a esa pregunta relacionadas con la motivación de las alumnas. El artículo Helping and Hindering Undergraduate Women’s STEM Motivation: Experiences With STEM Encouragement, STEM-Related Gender Bias, and Sexual Harassment, presentó un estudio científico en el que se estudió por primera vez conjuntamente la influencia del sesgo del género y el acoso sexual en la motivación de las estudiantes para elegir o continuar carreras STEM.
A partir de una muestra de casi 700 alumnas universitarias se realizó una investigación en la que se exploraba cómo influían en la elección de sus estudios el sesgo de género existente en las expectativas que se proyectaban sobre ellas (respecto a si la carrera era o no apropiada para chicas), y la existencia de unas relaciones académicas en las que sufrían acoso sexual por parte de compañeros o de docentes.
Los resultados del estudio demostraron, por una parte, que el sesgo de género existe y que tiene más influencia a la hora de desmotivar a las alumnas en los campos STEM que en las carreras de humanidades. Por otra parte, se observó que las experiencias de acoso sexual tienen una influencia perniciosa en la motivación de las alumnas, y que además es relevante quién es el perpetrador del acoso, puesto que, aunque siempre tiene influencia negativa, lo es más cuando procede de un docente que cuando procede de un igual. En este caso, los autores de esta investigación señalan que el acoso sexual de un docente hacia una alumna daña la motivación, en primer lugar, por el estatus de poder que los docentes tienen sobre sus alumnas, pero también porque las hace sentir que la institución académica las ha traicionado, y, en consecuencia, pueden asociar el acoso sexual con el clima universitario, lo que deteriora su autoconfianza y motivación en general, incluso ante disciplinas vinculadas a las humanidades, cosa que no sucede cuando el agente desmotivador es el sesgo de género sin que medie acoso sexual.
Sin embargo, también se han hecho en este artículo hallazgos muy positivos que indican que existen a su vez factores protectores de la motivación de las jóvenes: el apoyo de la familia y de las amistades pueden ser clave en la resiliencia para mantener la motivación.
En las conclusiones de su artículo, los autores señalan, además, que identificando las fuentes que apoyan o impiden la motivación STEM de las estudiantes, las personas a cargo de la política y la administración podrán desarrollar y llevar a cabo intervenciones que protejan a las estudiantes y fomenten la motivación STEM de niñas, jóvenes y adultas.
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