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En las últimas semanas una noticia ha ido acaparando las portadas de los periódicos, de la prensa, de la televisión y de las redes sociales: Novak Djokovic, el tenista número 1 del mundo, llegaba a Australia con una exención del propio torneo que le permitía salvar los protocolos sanitarios de entrada a Australia, un país con unas normas claras en este sentido. El caso ha estado relacionado con toda una serie de situaciones: retención, declaraciones, denuncias, justicia, recursos, expulsión, deportación que han aparecido en todos los medios y que, de algún modo, han ensombrecido las circunstancias fundamentales de lo sucedido: un posible aprovechamiento de un estatus de estrella deportiva internacional; el incumplimiento de los protocolos establecidos por el país de acogida; y, sobretodo, una actitud desafiante del deportista y de su entorno ante una situación de engaño, de exposición sanitaria y de transmisión de valores más bien insolidarios. Debemos tener en cuenta que estas figuras mediáticas tienen gran impacto en los jóvenes y hombres como referentes públicos que son.

Actitudes y reacciones, estas, alejadas de las que tendría una Nueva Masculinidad Alternativa (NAM). En este caso, de no aceptar las condiciones de entrada al país de acogida, un NAM habría desistido en el empeño de participar en el torneo, por el hecho de no cumplir los requisitos, que por motivos sanitarios y de protección de la población, han sido impuestos por el gobierno australiano. Estas medidas, cabe destacar,  son las mismas que debe cumplir cualquier persona australiana que regresa a su país. En el mismo sentido, las NAM no conciben usar artimañas burocráticas de engaño u ocultación para sacar partido individual, ni con el objetivo de conseguir hitos deportivos de primer nivel. 

Las NAM tampoco toman como referentes a hombres y personas con este tipo de actitudes. Aunque saben reconocer las personas mediáticas y públicas que tienen impacto en aras de mejorar la sociedad, los NAM toman como referentes a personas mucho más cercanas, admiran a compañeros, amigos,  familiares y ciudadanos  que despliegan actitudes que, desde la calle, desde el laboratorio, el despacho o el gimnasio se posicionan y disfrutan de la vida, al mismo tiempo que quieren mejorar el mundo.

Son innumerables los casos de personas que se han visto privadas de cumplir sus objetivos personales, sociales, profesionales, deportivos o sentimentales en esta época, en esta era COVID, e innumerables, también, son los ejemplos de escrupuloso cumplimiento, por parte de un gran número de deportistas de todas las disciplinas y categorías, de las medidas establecidas. Tenemos ejemplos de deportistas que han tenido que confinarse en cuarentena antes de competiciones en lugares remotos, como es el caso del jugador de la selección española de balonmano Joan Cañellas, así como realidades de tantos y tantos ciudadanos de todos los países del mundo que se han visto afectados por este tipo de restricciones y medidas que tienen la finalidad de protegernos a todos y todas.

Algunas de las respuestas de algunos tenistas, tanto del cuadro masculino como del cuadro femenino, fueron en esta línea: “era muy fácil, no era tan complicado; cumplir las normas, vacunarse”. “Sabía que esa era una de las condiciones para poder jugar en Australia, si se hubiera vacunado…  y siempre, asumir las consecuencias de las decisiones tomadas”, “ningún tenista es más importante que el torneo”.

Y es que la seguridad y el posicionamiento ante los actos injustos, dotan de un enorme atractivo a los hombres que despliegan estas actitudes, con la verdad, la solidaridad, la colectividad y la salud como principales horizontes y formas de vida. 

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