El pasado mes de diciembre tuvo lugar el Foro Global para la Infancia y la Juventud organizado por UNICEF. Durante tres días, el evento virtual reunió a niñas, niños y jóvenes con líderes de Naciones Unidas, gobiernos, sociedad civil, empresas y artistas, en torno a temas como la salud mental, el cambio climático y la educación.
En una de las sesiones se abordaron los avances realizados en la protección de la infancia frente a la violencia. En lo que se refiere al castigo corporal, 2 de cada 3 sufren este tipo de violencia a manos de quienes deberían recibir protección y cuidados. Se trata de la forma más habitual de violencia contra la infancia que sufren en sus casas, escuelas y centros de acogida de menores. A nivel global, el 86% no recibe protección legal contra el castigo corporal porque viven en países donde no está penalizado; hasta la fecha, tan solo 63 estados han dado este paso.
Los gobiernos están obligados por el Derecho Internacional a prohibir su utilización en todos los ámbitos, incluidos los hogares. El Comité de las Naciones Unidas sobre los Derechos de la Infancia introdujo esta obligación en la Observación General Nº 8 (2006), y recomienda firmemente la prohibición legal y otras medidas para acabar con el castigo corporal hacia la infancia. No se trata de enjuiciar a las madres, padres y personas cuidadoras, sino de lograr un cambio cultural hacia una crianza no violenta, donde las familias reciban apoyo para proporcionar una educación respetuosa y protectora de la infancia.
Una creciente cantidad de estudios asocian el castigo corporal -incluido el tan aceptado socialmente ‘cachete a tiempo’- con una amplia variedad de consecuencias negativas sobre la salud mental y física, el desarrollo cognitivo y los resultados académicos, aumento de la agresividad y del comportamiento antisocial. El castigo corporal es una violación de los derechos de la infancia, produce sufrimiento y humillación, puede dañar las relaciones familiares y les enseña que la violencia es una manera aceptable de resolver conflictos. Tiene un gran impacto a largo plazo tanto para las niñas y los niños, como para la sociedad y la economía.
End Violence Against Children ha publicado una Declaración haciendo un llamamiento a todos los gobiernos para poner fin al castigo corporal infantil. Piden a las organizaciones y a toda la ciudadanía su apoyo y quieren que los estados que aún no lo han hecho, se comprometan e inicien el proceso legislativo para prohibir el castigo corporal en todos los entornos para finales del año 2022. Para conseguirlo, mantienen un sitio web con multitud de recursos y materiales disponibles en siete lenguas, proporcionan asesoría técnica a los gobiernos y a la sociedad civil, y trabajan para asegurar que este objetivo se mantenga en la agenda global impulsando la prohibición a nivel nacional. Se espera que estas acciones allanarán el camino para la prohibición universal en 2030 como una de las Metas de los ODS.
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