La violencia psicológica supone las tres cuartas partes de los diferentes tipos de violencia que sufre la infancia en el deporte, según un estudio realizado en el marco del proyecto europeo CASES ‘Child Abuse in Sport: European Statistics’.
El estudio, financiado por el Programa Erasmus+ de la Unión Europea, es el primero de estas características en el ámbito deportivo. Con el objetivo de evidenciar el alcance de la violencia contra la infancia en el deporte europeo, se investigó una amplia variedad de conductas que pueden dañar a las personas deportistas desde el acoso verbal y la violencia física hasta el abuso sexual y el desprecio.
Un total de 10.302 deportistas de entre 18 y 30 años participaron en el estudio respondiendo a un cuestionario online sobre sus experiencias en el deporte organizado cuando eran niños, niñas o adolescentes. El cuestionario se distribuyó entre los seis países participantes en el estudio: Alemania, Austria, Bélgica, España, Reino Unido y Rumanía.
El 65% de las personas encuestadas afirma haber tenido experiencias de violencia psicológica durante la infancia. Humillaciones, amenazas o conductas aisladoras fueron identificadas como causantes de daño en la salud mental o en el desarrollo social de las niñas y los niños. La falta de reconocimiento fue la principal forma de violencia psicológica encontrada.
Este nuevo estudio destaca las diferentes formas de abuso y los diferentes índices de prevalencia que son cifras alarmantes según el equipo investigador: ‘No decimos que el 65% de las personas encuestadas estén traumatizadas, sino que estas cosas ocurren y cuando les preguntamos, nos dicen que les han pasado estas cosas.’
Entre los hallazgos del estudio, se demuestra que más hombres (79%) que mujeres (71%) declaran haber sufrido violencia durante la infancia. La violencia psicológica es la que han experimentado de manera más habitual, seguida de la violencia física, el desprecio y la violencia sexual sin contacto físico. Esta violencia es perpetrada tanto por personas adultas como por iguales y los agresores suelen ser hombres conocidos por quienes la sufren. Entrenadores, otro personal deportivo y otros adultos conocidos estuvieron implicados en el 43% de los casos. También se constata que la probabilidad de sufrir violencia es más alta en el deporte de élite y ocurre con más frecuencia en los entrenamientos y en los vestuarios. La mayoría de las personas encuestadas no contaron su experiencia a nadie y quienes lo hicieron, escogieron a un familiar o amigo; tan solo alrededor de un 5% escogió a alguien del ámbito deportivo.
Las personas investigadoras han hecho las siguientes recomendaciones a las organizaciones deportivas y a los gobiernos para ayudarles a desarrollar medidas que protejan a la infancia de la violencia en el deporte: proporcionar un órgano independiente al que las víctimas puedan acudir para denunciar y recibir apoyo, y asegurar así esfuerzos en la prevención que trasciendan a las federaciones deportivas; incorporar la investigación sistemática y longitudinal en las estrategias nacionales y en los planes de acción; asegurar que las decisiones políticas estén basadas en evidencias científicas; y evaluar la eficacia de las medidas de prevención recogiendo datos longitudinales.
Desde la coordinación del proyecto en Reino Unido, consideran que el problema está profundamente enraizado en la naturaleza de las relaciones entre las personas adultas y los chicos y chicas deportistas, y confían en que este estudio sea un buen punto de partida para una transformación cultural en el ámbito deportivo.
Por su parte, World Athletics, partner en el proyecto, ha señalado la necesidad de actuar individual y colectivamente, y se ha comprometido en la creación de herramientas y orientaciones basadas en esta investigación. “Debemos proteger a nuestros atletas del abuso, el acoso y la explotación, ahora y en el futuro.”
