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Émilie Le Tonnelier de Breteuil, marquise du Châtelet// Wikipedia

Esta semana el doodle de Google (de Francia y algunos estados de Estados Unidos), recordaba quien fue de Émilie Châtelet, la matemática, física, traductora y filósofa nacida en Paris en 1706, en motivo del 315 aniversario de su nacimiento. Destacando que Châtelet fue una mujer científica que rompió convenciones de la época, e hizo importantes contribuciones a la ciencia. Un buen motivo para difundir su vida como mujer científica en el campo a las STEM.

El origen de Émilie Châtelet fue aristocrático. Creció en una familia intelectual parisina que solía recibir con frecuencia la visita de distinguidos científicos y matemáticos, seguramente un entorno que contribuyó a despertar su vocación científica y su interés por la física y las matemáticas desde las primeras edades. Émilie completó sus estudios formales en matemáticas y ciencias, junto con clases de esgrima y lingüística, aprendiendo seis idiomas a los 12 años.  Fue una mujer que rompió los moldes,  ya que en su época era poco común que las mujeres realizaran una carrera intelectual de manera pública y, además, se dedicaran a las ciencias. A los 20 años se casó con el marqués Florent-Claude du Châtelet, un prominente militar oficial que albergaba en su finca una biblioteca con aproximadamente más de 21.000 libros.

Entre sus importantes contribuciones se destaca su innovador trabajo de física que predecía la existencia de la radiación infrarroja, que presentó a la Academia de Ciencias francesa en 1737. También el trabajo que realizó junto con Voltaire, eminente escritor de la ilustración francesa, con quien publicó en 1738 “Elementos de la filosofía de Newton”. Este fue un libro pionero por desglosar la compleja física newtoniana en términos fáciles y accesibles para las personas lectoras francesas. 

Aunque la obra magna de Châtelet fue en 1740, publicada de manera anónima, “Los fundamentos de la física” una obra de filosofía natural que casaba la física newtoniana con la metafísica. También se reconoce la importancia de su obra por ser clave en la aceptación de la física newtoniana en toda Europa. 

Además, fue quien tradujo “Principia”, el manifiesto de Newton sobre las leyes del movimiento y la gravedad, que publicó de manera anónima y póstumamente en 1759. Hoy en día, la traducción de Châtelet sigue siendo la principal traducción al francés. 

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