El Centro Nacional de Recursos sobre la Violencia Sexual pública en sus redes sociales la importancia del consentimiento para personas con discapacidad intelectual y del desarrollo.

Las personas con discapacidad intelectual y del desarrollo continúan luchando contra los estereotipos de que no son sexuales o no tienen la capacidad de dar su consentimiento para tener relaciones sexuales. Esta mirada hacia las personas con discapacidad hace que a menudo quedan fuera de la educación sobre sexo, relaciones y consentimiento.

Este tema es preocupante porque las investigaciones científicas constatan que las personas con discapacidad son más vulnerables a sufrir violencia y en el caso de las mujeres abuso sexual.

Para poder mejorar esta situación, hemos de ayudarles a aprender a tomar sus propias decisiones, darles oportunidades para que expresen sus necesidades sexuales o aprender a decir no a las relaciones sexuales no deseadas, verbalmente o a través de sistemas alternativos de comunicación. 

Madres, padres o tutores pueden buscar información que les ayude a hablar más abiertamente sobre el desarrollo de relaciones sexuales saludables. También se propone el uso de la toma de decisiones con apoyo, es una herramienta para las personas con discapacidad. En ella pueden consultar con asesores o asesoras de confianza que les ayudan a decidir por sí mismas, especialmente importante cuando se trata de tomar decisiones personales sobre las relaciones y la actividad sexual. 

Según la Red Nacional de Violación, abuso e Incesto en EE.UU (RAINN por sus siglas en inglés), la comunicación debe ocurrir en todo momento y en cada situación que involucre actividad sexual. El consentimiento se trata de ayudar a las personas a aprender a establecer límites, pedir permiso y respetar las decisiones de los demás en los que respecta al sexo. Es un derecho básico poder comunicar SI o NO cuando se trata de participar en una actividad sexual. 

En un momento en que el debate científico internacional sobre consentimiento está abierto con el fin de dar respuestas de cara a regular y proteger lo mejor posible a las personas, especialmente mujeres e infancia, es prioritario defender este derecho también para las personas con discapacidad. No sólo en lo que se refiere a su educación sino también al hecho de incluir sus voces en la construcción conjunta de significados.

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