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Según una investigación realizada por The Observer, en estos momentos, las mujeres privadas de libertad en Reino Unido, tienen cinco veces más probabilidades de que sus neonatos nazcan muertos y el doble de probabilidades de dar a luz un bebé prematuro. Además, de los 125 nacimientos de los que se obtuvieron datos entre 2015 y 2019, uno de cada siete tuvo bajo peso al nacer. El doble que la tasa de población general.

Una de las alarmas sobre estos datos, saltó cuando en septiembre de este año, una mujer de 18 años dio a luz sola un bebé muerto dentro de su celda. Otro caso denunciado, fue el de una interna que, una vez se puso de parto y fue llevada al hospital, tuvo que sufrir un trato degradante porque el funcionario de prisiones no se apartó en ningún momento de ella, sin poder tener ningún momento de intimidad.

Las investigaciones realizadas por este medio, muestran que una de cada diez mujeres privadas de libertad, dan a luz en la cárcel o de camino al hospital.

La jefa ejecutiva de priones, Kate Paradine, afirmaba en esta noticia que cuando un padre o madre va a la prisión hay una disrupción en la vida de los niños y niñas que daña su salud mental y que en 9 de cada 10 casos les obliga a tener que dejar su casa cuando su madre está encarcelada.

Esta información sale a la luz en un momento político en el que se está debatiendo en la cámara de los Lores cómo mejorar los derechos de las mujeres embarazas y madres que se enfrentan a cargos penales.

Desde las organizaciones Women in Prison y Birth Companion, se organizó una recogida de firmas en 2020, precisamente para sensibilizar sobre esta situación y presionar sobre el cambio de políticas.

Estos datos deben ayudar a proveer de políticas y acciones que protejan tanto a las mujeres como niños y niñas de aumentar su vulnerabilidad y de sufrir las graves consecuencias que se reportan en el informe analizado.

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