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Como ya publicó anteriormente este medio, en marzo se originó un fuerte movimiento de denuncia ante los acosos sexuales sufridos en el contexto laboral de parlamento australiano.

Este movimiento se generó, según informa BBC a raíz de la denuncia de un caso de violación acontecido en los mismos espacios del parlamento. Junto con el fuerte impacto del movimiento #Metoo en ámbito político, se inició la elaboración de un informe que ha sido publicado este pasado mes de noviembre. En él se ofrecen datos tan alarmantes, como que una de cada tres trabajadoras en el parlamento que han participado en el estudio, declara haber sufrido acoso sexual.

En palabras de la comisionada para la discriminación por razón de sexo, Kate Jenkins, que ha sido la encargada de liderar el informe, cree que éste, puede ser una herramienta muy útil para que los y las líderes del país puedan tomar decisiones que transformen los lugares de trabajo, también los del parlamento, en espacios seguros y respetuosos para todas la personas. 

Entre algunos aspectos que destacaron las personas entrevistadas, aparece el hecho de que no existen unas normas claras sobre lo que sería una mala conducta y sobre cómo hacer frente a ella. Por lo que se señalaba, la importancia de unas normas claras que no permitan normalizar comportamientos que son abusivos. Y que, tal y como describen algunas personas son “secretos a voces” (p. 15).

El informe, como afirma Jenkins, puede ser una oportunidad única para dejar un legado histórico para las futuras generaciones si se consiguen aplicar medidas que contribuyan a frenar el acoso sexual en el Parlamento y pueda ser modelo para otras organizaciones.

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