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La Igualdad de género es un desafío que cada día se está luchando con más contundencia, lo cual implica el compromiso de identificar aquellas barreras que la obstaculizan. En esta línea, el 18 de noviembre se presentaba una carta abierta a todos los miembros del senado de la Sociedad Max Planck (MPS), la organización de investigación más poderosa de Alemania. La carta estaba firmada por 145 científicas de todo el mundo, que mostraban su preocupación por los despidos, descensos de categorías y conflictos muy publicitados que afectan a directoras de los Institutos Max Planck, (Nature). 

La carta deja sobre la mesa temas como el hecho de que las mujeres que ocupan puestos de liderazgo sean juzgadas con más dureza, así como, que las acusaciones sobre deficiencias en los cargos de las personas líderes sea más frecuente en mujeres que en hombres. Y solicitan la comprobación a través de datos estadísticos sobre el personal si las mujeres están sobrerrepresentadas entre quienes dejan sus puestos antes de la jubilación o se han enfrentado a sanciones o descensos. 

El escrito  presenta el caso más reciente de degradación, la arqueóloga Nicole Boivin, a pesar de que señalan que es un problema mucho más amplio que el de Max Planck. Pues se conocen más casos similares que involucran a mujeres en altos cargos académicos de otras grandes instituciones de investigación europeas, los cuales también han llegado a la prensa desde 2018. 

Nicole Boivin fue recientemente destituida de su cargo de directora en el Instituto Max Planck para la Ciencia de la Historia Humana de Jena en Alemania, después de que una investigación interna encontrara indicios de mala conducta laboral y acoso. 

El caso de Boivin ha resultado controvertido al contar con personas científicas de MPS que han expresado su preocupación por el procedimiento seguido. Así como, la presentación de dos cartas de grupos de su equipo que expresan su apoyo y cuestionan la imparcialidad de la investigación. Entre los apoyos, también está la premio Nobel Christiane Nüsslein-Volhard, directora del Instituto Max Planck de Biología del Desarrollo de Tubinga, quien pidió al Senado la anulación de la decisión. Nüsslein-Volhard argumentaba sobre la importancia de dar a conocer la existencia de prejuicios profundamente arraigados y no reconocidos contra las mujeres en los puestos de dirección, así como que el comportamiento de liderazgo de las directoras se mida con criterios diferentes, más duros, que el de los hombres. 

Sacar a la luz estos casos es importante, al igual que tratarlos con la máxima transparencia y analizarlos con rigurosidad, con el fin de comprender cómo actúa el complejo entramado de la violencia basada en el género en este contexto.

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