Una alumna tendrá que elegir entre seguir llevando hiyab o asistir a clase en su instituto de Guadalajara. Este es el titular con que uno de los medios se hacía eco de esta noticia, hace unas semanas. No es la primera vez que ocurre, Takwa Rejeb, ex alumna del IES Benlliure de Valencia sufrió la misma discriminación y racismo bajo el argumento de que infringe las normas de funcionamiento interno del centro. 

Tomando como referencia El Velo Elegido, un libro que ha sido escrito por autoras feministas de referencia internacional basándose en las aportaciones de la comunidad científica y la inclusión de todas las voces, vemos como desde diferentes instancias se cuestiona el derecho de que las mujeres decidan si llevar o no hiyab, bajo las ideas de un falso respeto a la libertad religiosa de toda la sociedad (culpabilización de la mujer) O bien hay quien habla de que dicha prohibición es una forma de superar la opresión de las mujeres [..,] Sin embargo, lo que en realidad está en juego en todo este debate es lo que no parece cuestionarse: la libertad de las mujeres para decidir cómo construir y mostrar públicamente su identidad.

Libertad que, contempla la Declaración Universal de los Derechos Humanos recogida en el artículo 18 que reconoce a toda persona el derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión, incluyendo la libertad de manifestar su religión o su creencia, individual y colectivamente, tanto en público como en privado, por la enseñanza, la práctica, el culto y la observancia.

Por otra parte, el hiyab, no es un collar, no es un gorro, no es un accesorio al look que sea prescindible, sino símbolo religioso de la misma forma que lo puede ser el hábito de una monja, quienes hacen con ello una manifestación pública de la fe. Reducirlo a esta categoría revela, además mucho el desconocimiento de las otras mujeres, el racismo y sexismo que subyacen, pues se cuestionan determinados símbolos religiosos y no otros o, por ejemplo, sólo el hijab y no la jilaba.

Según la noticia de Periódico CLM, el centro ha alegado que se trata de un ejercicio de soberanía democrática y que siempre se ha hecho así [..,] pero John Dewey en su libro Democracia y Educación ya decía; es verdad que una sociedad que no sólo cambia sino que tiene también el ideal de tal cambio, poseerá normas y métodos de educación diferentes de aquella otra que aspire simplemente a la perpetuación de sus propias costumbres. La mejora de la sociedad hacia un mundo más igualitario y justo pasa porque la Educación sea transformadora y no un instrumento para seguir reproduciendo las desigualdades. La igualdad de las diferencias y la inclusión de todas las voces son elementos clave para conseguir un mundo más libre para todas las mujeres independientemente de si deciden llevar hiyab o no.

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