La Fundación ANAR en colaboración con la Fundación Mutua Madrileña presentó el pasado 15 de septiembre, el III Informe de Prevención del Acoso Escolar en los centros Educativos en Tiempos de Pandemia 2020 y 2021: «La opinión de los estudiantes».
En él, se analiza la información recabada a través de cuestionarios antes y después de los talleres de concienciación que las y los alumnos de diversos centros escolares de diferentes comunidades autónomas recibieron. En el informe además, se exponen sus opiniones y percepciones sobre el acoso escolar así como las que les suscitaron también, a los y las docentes que participaron de las sesiones.
Los niños y las niñas lo tienen claro: cuando presencian una situación de acoso escolar saben que es necesario buscar ayuda y defender a la víctima, es decir, se convierte en una obligación romper la ley del silencio, denunciando y posicionándose siempre a favor de la víctima, siendo empático y solidario con ella, siendo un bystander intervention, un upstander.
El mismo informe destaca también que, tras las sesiones de sensibilización con las y los estudiantes, se ha conseguido un aumento a la hora de identificar las diferentes formas de agresión, lo que supone un gran avance, pero al mismo tiempo se evidencia que un 22,4% de las y los observadores, “no hicieron nada” para ayudar a la persona en cuestión que estaba sufriendo. Existe un amplio reconocimiento desde la comunidad científica internacional sobre la importancia de dar apoyo y solidarizarse con las víctimas que padecen violencia de género, sin embargo, se denota falta de apoyo a favor de las personas que la sufren. Una de las causas es el miedo a que las personas valientes, que sí defienden y protegen, puedan convertirse, a su vez, en víctimas de Violencia de Género Aisladora (IGV).
Así pues, desde nuestras escuelas, en nuestros Clubs de Valientes, debemos trabajar este concepto unido al de Bystander Intervention. Por un lado, es preciso crear espacios de diálogo para que los y las alumnas lo conozcan y así puedan identificarlo y actuar en consecuencia. Y, por otra parte, debemos dotar de atractivo a aquellas personas valientes, justas, bondadosas y solidarias que se atreven a posicionarse a favor de las víctimas, denunciando cualquier situación de acoso escolar que conocen, asegurandoles protección incondicional para que se sientan seguras y no tengan temor a posibles represalias.
Los niños y las niñas lo tienen claro y nosotros, tenemos la obligación de ayudarles a frenar el acoso escolar que vivencian en los centros escolares para que todas y todos puedan sentirse con la confianza, tranquilidad y libertad de crecer en espacios libres de violencia.
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