En otros artículos hemos podido disfrutar de varios argumentos científicos que demuestran como una actitud NAM ante la vida lleva a tener mejores hábitos de salud. Ganamos en argumentos tras leer la investigación Traditional Masculinity Ideology and Diagnostic Aversion Predict Symptom Expression in a Community Sample of Dustressed Men.
Publicado en 2020, la investigación afirma que la adhesión a la ideología de la masculinidad tradicional (TMI) se asocia con una serie de resultados negativos, incluyendo mayores tasas de psicopatología interna y externa. Los hombres que se muestran ubicados en comportamientos propios de una masculinidad tradicional aprenden a evitar las muestras de emociones vulnerables, como la tristeza y la culpa, mientras que permite las expresiones “masculinas” de angustia como la ira y el consumo de sustancias. Eso les hace distanciarse de cualquier tipo de diagnóstico sobre el estado de su salud mental.
El artículo revela dos formas en que la aversión al diagnóstico afecta a la relación entre la ideología de la masculinidad tradicional (TMI) y la expresión de los síntomas entre los hombres: Primero, se demuestra cómo la aversión al diagnóstico vincula la TMI con síntomas de interiorización y no expresión del problema. Segundo, además de no permitir el diagnóstico, la situación vivida y no tratada, hace que aumente el riesgo de caer en una enfermedad mental. El conflicto interno que viven por la percepción de no estar ‘a la altura’ como hombre, se le suma que, esa falta impuesta de atención a su salud haga aumentar la presión de los estresores del problema, externalizándolo aún más a través de actitudes nocivas para ellos y, en no pocas ocasiones, para quienes les rodean.
Unos resultados que nos ofrecen una razón más para seguir esforzándonos por seguir viviendo y difundiendo la evidencia de que, siendo NAM, los hombres vivimos mejor y somos más capaces de generar y promover entornos más saludables para todas las personas que nos rodean.
