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La ciencia presenta cada vez más evidencias del discurso coercitivo existente que empuja a muchas adolescentes hacia relaciones afectivo-sexuales con modelos de masculinidades violentas o no igualitarias en relaciones esporádicas despreciativas y las consecuencias a corto y a largo plazo que esto tiene, no solo en el bienestar socioemocional, sino en la salud física y mental.

La investigación Our right to the pleasure of falling in love, publicada en la revista científica “Frontiers in Psychology”, analiza este discurso coercitivo dominante a través de trece entrevistas semiestructuradas en las que las participantes reflexionan sobre su influencia en sus relaciones afectivo-sexuales, sus sentimientos y comportamientos en este ámbito, teniendo en cuenta también su impacto en el entorno de sus amistades. Teniendo en cuenta todos los actos comunicativos (verbales y no verbales), se dialogó en torno a temas y preguntas abiertas y sub-preguntas organizadas temporalmente, desde la niñez hasta el momento presente. Cada testimonio fue grabado en audio o recopilado a través de notas de campo, de acuerdo con la voluntad de cada participante. Los resultados permiten identificar tres modelos diferentes en cuanto a la elección de parejas y relaciones afectivo-sexuales así como el impacto que cada uno de estos modelos tiene en la forma de entender y experimentar el placer.

  • Modelo 1. No renunciar al derecho al placer de enamorarse. Cuando las participantes describen una pareja o relación ideal como positiva e igualitaria a través del lenguaje del deseo que aúna amor y pasión expresando admiración, atracción y deseo al tiempo que rechazan las relaciones coercitivas destinadas a cumplir con expectativas sociales en relaciones con personas no igualitarias; las narrativas de vida demuestran que no renuncian al derecho al placer de enamorarse a través de una preferencia continua hacia las relaciones y parejas igualitarias que, además, protege del discurso coercitivo dominante que empuja hacia relaciones exentas de ética y placer.
  • Modelo 2. Cuando el discurso coercitivo dominante roba el derecho al placer de enamorarse. En este caso, las participantes también describen como idílicas y deseables las relaciones igualitarias, pero ese ideal de la infancia se rompe tras sucumbir al discurso coercitivo dominante y terminan por tachar sus ideales afectivo-sexuales como ingenuos, poco realistas o inalcanzables. Esto afecta enormemente a la elección que hacen de sus parejas y reconocen construir narrativas falsas sobre sus relaciones afectivo-sexuales compartiéndolas como “emocionantes” a pesar de arrepentirse y terminar “devastadas”.
  • Modelo 3. Recuperar el derecho al placer de enamorarse. Las narrativas que forman parte de este tercer modelo incluyen a las participantes que describen relaciones y parejas igualitarias a través del lenguaje del deseo, que reconocen haber sentido la presión social del discurso coercitivo dominante y haber caído en él, pero que han recuperado el derecho al placer de enamorarse. Lejos de justificar las narrativas falsas de las relaciones afectivo-sexuales no igualitarias, las rechazan identificándolas como coercitivas, reconocen la posibilidad de liberarse de la presión social y afirman preferir y elegir relaciones igualitarias que unen ética y deseo, afecto y placer, enamoramiento y libertad.

Este estudio presenta evidencias acerca de cómo las relaciones coercitivas pueden tener efectos a largo plazo en la elección de relaciones posteriores, ya sean esporádicas o de pareja estable; cómo el placer es siempre mayor en relaciones afectivo-sexuales igualitarias que unen ética y deseo y cómo, para quienes así lo deseen y trabajen para hacerlo realidad, es posible recuperarse la libertad y el derecho al placer de enamorarse cuando en algún momento se sucumbió a la presión social y al discurso coercitivo. Asimismo, estos hallazgos plantean que el placer está estrechamente asociado al enamoramiento y a las relaciones afectivo-sexuales igualitarias, desafiando al tiempo todas las ocurrencias sin base científica que se atreven a afirmar que el problema de la insatisfacción sexual o la violencia es el amor, con las nefastas consecuencias que conllevan este falso mito para muchas niñas, niños y jóvenes.