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En agosto del 2019 nacía la sección de Nuevas Masculinidades Alternativas en el Diario Feminista. Un sueño que se ha hecho realidad gracias a la participación de un grupo de hombres implicados con el feminismo y el rechazo contundente a la violencia de género.

A lo largo de estos dos años hemos escrito diferentes artículos con distintas temáticas, pero todos ellos con una base rigurosa y científica que es lo que ha demostrado tener un mayor impacto en la erradicación de las desigualdades sociales y de género. Queremos aprovechar esta conmemoración para apuntar y clarificar algunos puntos relacionados con los debates sobre las Nuevas Masculinidades.

Primero, las Nuevas Masculinidades Alternativas se alejan de discusiones teóricas y terminológicas estériles. Por ejemplo, recuerdo que en un congreso internacional reciente sobre masculinidades se le preguntó a Raewyn Connell sobre el concepto de “Nuevas” en los men’s studies. Se argumentaba que ese término era algo sobre lo que era necesario profundizar. Este tipo de planteamientos se alejan de las realidades de millones de chicos y chicas en todo el mundo que están sufriendo desigualdades o acoso por un modelo de masculinidad tradicional y dominante. Ese día Connell demostró con su exposición que aquello no debía ser el centro del debate, que no era importante. De hecho, habló de autores, autoras y experiencias que están trabajando para que las masculinidades alternativas mejoren la vida de las personas. 

Segundo, las Nuevas Masculinidades Alternativas, como ya se ha apuntado en esta sección, huyen de ocurrencias y bulos. Por ejemplo, la ciencia ya ha demostrado que los micromachismos no son efectivos para explicar y reducir la violencia de género, también ha evidenciado que los hijos e hijas de maltratadores no están determinados a ser futuros maltratadores. Así, las NAM tienen un posicionamiento serio ante la verdad y la ciencia que transforma, y al mismo tiempo rechazan postureos y corrientes, que sin ningún contraste empírico, buscan tan solo protagonismo en la prensa o en los espacios de reflexión sobre género. 

Tercero, el poco transformador discurso de la ética en algunos planteamientos de nuevas masculinidades y/o masculinidades igualitarias. Cierto es que la desigualdad de género y las violencias de género son un tema ético, requieren de posicionamientos igualitarios, pero la esfera de la belleza queda olvidada. Eso quiere decir que una parte importante y clave de la realidad social queda al margen de las luchas por la igualdad. Como decía Giddens, ¿es que un hombre bueno no puede ser sexy? Ya es momento de superar las resistencias personales y las coerciones que ejercen algunos sectores del feminismo, y que algunos colectivos de hombres se atreven ya a incorporar el lenguaje del deseo en sus discursos. 

Por último, queremos apuntar un aspecto quizás menos reflexionado en este ámbito: el edismo. Los grupos de hombres igualitarios continúan siendo representativos de determinadas generaciones, obviando las preocupaciones de muchos jóvenes y adolescentes. Ese edismo es en ocasiones inconsciente debido al origen de dichos grupos, y la literatura científica ya ha apuntado que es necesario incorporar el lenguaje del deseo para que los chicos jóvenes se acerquen al movimiento y puedan incorporar sus inquietudes e intereses. 

Desde esta sección seguiremos trabajando para profundizar en todo ello y para ofrecer a la sociedad las mejores noticias y reflexiones en masculinidades, aquellas que han y están cambiando el mundo.