El 16 de septiembre tuvo lugar la primera misión espacial 100% tripulada por astronautas no expertos a bordo, sin la supervisión de la NASA ni de la ESA. Los turistas espaciales amerizaron en el Atlántico frente a la costa de Florida después de tres días en el espacio, culminando un hito en la historia de los viajes espaciales según El País.
Este vuelo, denominado Inspiration4, despegó el pasado 16 de septiembre desde el Centro Espacial Kennedy en Florida a bordo de un cohete Falcon 9 y alcanzó una altura en órbita de 585 kilómetros alrededor de tres horas después. Orbitando a unos 28.000 km/h, los turistas espaciales dieron la vuelta al mundo más de 15 veces al día.
Es la primera misión totalmente privada que se lanza a la órbita, pagada por el multimillonario tecnológico estadounidense Jared Isaacman para recaudar fondos para el Hospital de Investigación Infantil St. Jude en Memphis. Junto a él viajaron tres personas no multimillonarias y dos de ellas son las primeras mujeres en la historia, que no siendo astronautas, realizan un vuelo oficial.
Hayley Arceneaux es una asistente médica de 29 años que se convirtió en la estadounidense más joven en ir al espacio. Es superviviente de un osteosarcoma diagnosticado en el Hospital de Investigación Infantil St. Jude y ahora es médica asistente del mismo hospital. En sus redes sociales ha dejado palabras alentadoras: “Esto es para todos los que alguna vez han pasado por algo difícil, y sé que todos lo hemos hecho. Aférrate a la esperanza porque habrá mejores días”.
Sian Proctor es profesora de geociencias y también compitió por su puesto. Poder formar parte de este viaje no solo es importante para ella para cumplir su sueño, sino para inspirar a las siguiente generacion de niñas y mujeres mujeres de color.
Chris Sembroski es un empleado de Lockheed Martin cuyo amigo ganó un concurso por el asiento y le dio el boleto. Este acto solidario de amistad, le hace sentir muy afortunado por recibir tanta generosidad para que él pueda vivir este sueño.
Todavía estamos lejos de volar en un avión comercial espacial, pero este primer paso, como muchos otros lo fueron, abre la viabilidad de una realidad no tan lejana y es una buena noticia que dos mujeres hayan formado parte de él.