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En las últimas décadas, y especialmente en la etapa de Educación Infantil, la instrucción directa ha ido suplantándose por enfoques constructivistas alejados de las evidencias científicas que demuestran que la interacción social, el andamiaje y la estimulación son clave para el desarrollo cognitivo, emocional y social. Estos enfoques de Discovery Learning (“aprendizaje por descubrimiento” o “autoguiado”) se presentan actualmente como “innovadores”, pese a que eran defendidos hace más de 60 años por autores como Piaget o Ausubel y pese a las investigaciones que demuestran que las actuaciones educativas basadas en estas concepciones del aprendizaje continúan aumentando el fracaso escolar, especialmente entre los colectivos más vulnerables.

Ya en la década de los 50, se comenzaron a investigar los efectos del aprendizaje por descubrimiento y, aunque los estudios de Bruner (1961) se citan a menudo como apoyo a este enfoque, el psicólogo estadounidense advertía de que el “descubrimiento” no podía realizarse a priori sin una base de conocimientos o dominio del tema en cuestión. Mayer realizó en 2004 una revisión de la literatura que demostró que no existían evidencias de que estas prácticas pudieran mejorar el aprendizaje ni garantizar que el alumnado entendiera la tarea o entrara en contacto con el material que debía aprender. Autores como Klahr (2009) argumentaban que este tipo de resolución de problemas, habitual en ciencia con profesionales de la investigación con gran conocimiento de los procesos cognitivos implicados en una tarea, no surge simplemente pidiendo al alumnado que averigüe cómo utilizar los materiales proporcionados y, si lo hiciera, requeriría una gran cantidad de tiempo que podría haberse ahorrado mediante la instrucción directa. Del mismo modo, Sweller et al. (2007) destacan que es más efectivo proporcionar al alumnado la solución completa para que la estudien y practiquen.

La investigación Does discovery-based instruction enhance learning?, publicada en 2010 por la revista “Journal of Educational Psychology” de la “American Psychological Association (APA)”, presenta dos meta-análisis con una muestra de 164 estudios que examinan los efectos del aprendizaje por descubrimiento sin orientaciones previas frente a la instrucción explícita y los efectos del aprendizaje por descubrimiento con guía frente a la instrucción explícita. Los resultados demuestran que las tareas más explícitas y organizadas a través de la instrucción directa obtenían resultados muy superiores en términos de aprendizaje para todo el alumnado que las que se organizaban a través del descubrimiento no guiado y que trabajar a través de ejemplos resueltos, retroalimentación, andamiaje y explicaciones puede ser más beneficioso incluso que la instrucción directa. El segundo meta-análisis muestra que el descubrimiento con guía o mejorado, beneficia más a las personas adultas que a los niños y niñas en etapas infantil y adolescente y que no produce beneficios para el aprendizaje superiores en ningún caso a otros métodos de instrucción más directos. La investigación concluye que los enfoques eficaces para el aprendizaje deben incluir, al menos, alguno de los siguientes elementos:

  • Tareas guiadas en las que se proporcione un andamiaje que ayude al alumnado.

  • Tareas que requieran que el alumnado explique sus propias ideas y exista retroalimentación oportuna que ayude a que las ideas sean precisas.
  • Tareas que proporcionen ejemplos resueltos con éxito.

Contando con evidencias sólidas de que los niños y niñas siempre necesitan de acompañamiento y ayuda para aprender, se espera que el debate se aleje de cuestiones sin base científica y se dirija a analizar, en este caso, las mejores maneras de aplicar el andamiaje, la retroalimentación en las aulas y los ejemplos resueltos o los momentos óptimos durante las tareas para proporcionar formas directas de instrucción.

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