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En determinados contextos de grupos de amistades, colegas de trabajo, de equipo deportivo, se vive alguna de estas escenas:

  • Un hombre recibe un mensaje romántico de su pareja y otro hombre, a su lado, lo lee y hace un comentario en tono de burla para intentar dejarlo en ridículo delante de los demás.
  • Un hombre que realiza tareas domésticas recibe una reprimenda pública o comentario burlón por parte de su pareja por “lo mal que lo hace”, quitando así todo el atractivo a su acción.

¿Nunca habéis presenciado situaciones así?

El lenguaje es una herramienta muy poderosa en el fomento de actitudes y estos comentarios no desacreditan tan solo las actitudes, sino que buscan poner en ridículo al hombre que las muestra en público.

En el primer caso, estas burlas machistas son ejercidas por hombres de masculinidad tradicional dominante (MTD) que se burlan de otros hombres con actitudes igualitarias que nunca han ejercido la Violencia de Género.

En el segundo caso, las mujeres que hacen estos comentarios ejercen una relación vertical con sus parejas, aprovechándose de la actitud “igualitaria” de ellos; en cambio, no lo harían con hombres que siguen el modelo MTD.

¿Por qué estos hombres son objeto de burlas? ¿Por qué estas actitudes mostradas en público son atacadas? Si nos hemos hecho estas preguntas, seguro que también nos hemos cuestionado por qué los hombres MTD no son objeto de estas desacreditaciones.

En el artículo “Come on! he has never cooked in his life!” New Alternative Masculinities putting everything in its place se aportan evidencias sobre las razones de este tipo de actitudes y los llamados actos comunicativos que los acompañan. 

En cualquier caso, las burlas tienen una razón de poder.  “Las burlas sirven para mantener el poder del burlón”. Tal y como apunta el estudio, la masculinidad hegemónica no sólo quiere mantener el poder sobre las mujeres, sino que también busca generar jerarquías entre los hombres marginando a los que no son como ellos, es decir, a los que no tienen el perfil del modelo dominante (MTD). 

La tolerancia de estas burlas, provengan de quien provengan, perpetúa las desigualdades. No hay duda de que ante este tipo de situaciones debemos actuar. Lejos de aceptarlo, callarse o “seguir la broma”, las Nuevas Masculinidades Alternativas (NAM) se posicionan de forma segura y atractiva ante cualquier tipo de violencia. Una respuesta segura y que combine los mejores valores éticos con el lenguaje más deseable, es una forma de dar la vuelta a estas relaciones de poder.

Respuesta 1: “¡Oye, tío! ¡No me culpes si tu relación es aburrida!”

Respuesta 2: “Tu ex-novio el chulito jamás planchó una camisa”.

Tal y como explica el artículo citado, estas reacciones se convierten en actos comunicativos transformadores porque generan una alternativa, ponen en evidencia la desacreditación y dotan de atractivo las actitudes respetuosas e igualitarias. Además, son ejemplo y contribuyen a potenciar y transformar relaciones de amistad entre hombres igualitarios.

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