Cientos de mujeres, en su mayoría romaníes, fueron amenazadas, engañadas o sobornadas para ser esterilizadas hasta 2012 en la República Checa. Según informa The Guardian, las y los trabajadores sociales utilizaron incentivos y amenazas para obligar a las mujeres a someterse al procedimiento desde 1966 hasta 2012. No se sabe cuántas mujeres se vieron afectadas, pero los activistas creen que hubo varios cientos de víctimas.
El programa de incentivos terminó con el colapso del régimen comunista en 1989, pero se siguió engañando a las mujeres para que firmaran involuntariamente formularios de consentimiento antes de los partos por cesárea o, en algunos casos, no se les dijo que habían sido esterilizadas después del parto. Otras fueron engañadas haciéndoles creer que había sido un procedimiento para salvar vidas. No fue hasta 2012 que se modificó la ley checa para exigir un período de reflexión entre el paciente que solicita la esterilización y su realización.
Hace más de veinte años que luchan por conseguir una reparación del daño, a lo que el presidente Miloš Zeman con un proyecto de ley anunciado esta semana, ha comunicado que se les ofrecerá una compensación de 300.000 coronas checas (£ 10.000) del gobierno. La compensación por parte del gobierno significa para las mujeres que el delito cometido contra todas las que han sido esterilizadas sin su consentimiento informado es reconocido y puede ser reparado.
El primer defensor público de los derechos de la República Checa reunió más de 80 testimonios sobre esterilizaciones para las que el consentimiento no había sido válido. En 2005 se publicó la declaración final del Defensor del Pueblo. Al evaluar la respuesta del Ministerio de Salud a los casos, recomendó que se otorgara una indemnización. El Ministerio de Salud checo administrará las reclamaciones de compensación, aunque aún no ha anunciado cuándo comenzará el proceso. Las víctimas que puedan demostrar que recibieron beneficios durante la era anterior a 1990 por someterse al procedimiento serán elegibles para una compensación sobre esa base. A las esterilizadas después de 1990 se les pedirá que describan lo que les sucedió y que respalden sus afirmaciones lo mejor que puedan.
La victoria que han logrado las víctimas es un paso hacia adelante, que no pone fin al debate sobre el racismo contra las personas romaníes en la República Checa, sino que lo abre para continuar el camino de reparación, hacia la igualdad.
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