Grete Hermann nació en Bremen, Alemania, en 1901, realizó su trabajo en las áreas de la física, las matemáticas, la filosofía y la educación. Fue una adelantada a su tiempo en algunas de esas ramas científicas y llevó a cabo un trabajo que se reveló pionero en la interpretación de la teoría cuántica.

Comenzó a estudiar en la escuela de Bremen, y a los veinte años comenzó a dar clases en escuelas de Secundaria. Más adelante continuó su formación pedagógica. Pero de 1921 a 1925 se centró en otras áreas de conocimiento, concretamente en el estudio de matemáticas y filosofía en la universidad de Gotinga. Allí fue alumna de la matemática Emmy Noether.

En 1926, Hermann obtuvo su doctorado bajo la dirección de Emmy Noether. La tesis de Hermann. supuso una vuelta a la computación que se había utilizado ampliamente durante el siglo XIX. Probó que la demostración de Emmy Noether del teorema de Lasker-Noether se podía convertir en un algoritmo de computación primaria mucho antes de que los ordenadores fuesen algo común y de que esa computación tuviese una eficacia real.

A principios de los años treinta trabajó con reputados físicos como Heisenberg, von Weizsäcker, en Leipzig. Su trabajo más reconocido fue el descubrimiento de un error de lógica en la demostración de John von Neumann. El error consistía en que es imposible que existan variables ocultas en la mecánica cuántica.

Aunque el error descubierto por Grete Hermann invalidaba el trabajo de von Neumann, su refutación no se tuvo en cuenta durante tres décadas. La prueba de von Neumann siguió dándose por buena hasta que John Bell redescubrió el trabajo de Grete Hermann, y demostró también el error.

A pesar de todo, recibió algunos reconocimientos, aunque más modestos de lo que su trabajo merecía. En 1936 recibió el Premio Richard Avenarius de la academia Sajona de Ciencias, por su trabajo sobre la importancia de la teoría cuántica y la teoría de la física moderna para la teoría del conocimiento.

En la década de los años veinte se interesó por la Filosofía. En 1932 publicó un tratado sobre filosofía de la ética y la educación. 

Como filósofa, tenía un interés particular en los fundamentos de la física. Publicó su trabajo Los fundamentos de la mecánica cuántica en la filosofía de la naturaleza. Este trabajo ha sido referido como “uno de los primeros y mejores tratamientos filosóficos de la nueva mecánica cuántica”.  

En este trabajo, concluye: “La teoría de la mecánica cuántica nos obliga […] a abandonar la suposición del carácter absoluto del conocimiento sobre la naturaleza ya tratar el principio de causalidad independientemente de esta suposición. Por tanto, la mecánica cuántica no ha contradicho la ley de causalidad en absoluto, sino que la ha aclarado y ha eliminado otros principios que no están necesariamente conectados a ella”.

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