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Cada año, el 12 de junio se celebra el Día mundial contra el trabajo infantil. Pero el de este pasado sábado cobra especial importancia por ser el 2021 el Año internacional contra el trabajo y la explotación infantil. 

Según los datos de la ILO, International Labour Organization, en el mundo 152 millones de niños y niñas de entre 5 y 17 años están en situación de trabajo infantil y la mitad de ellos (72,5 millones) desempeñan trabajos peligrosos que ponen en riesgo su salud, seguridad o desarrollo. Y es que el trabajo infantil no es por definición todo aquel desempeñado por niños o niñas, el trabajo infantil se define como un trabajo peligroso, que exige demasiadas horas o es realizado por niños cuyo desarrollo no está preparado para desempeñarlo. Muy a menudo, los niños trabajan porque de ello depende su supervivencia. 

Aunque se sabe que las causas más frecuentes por la que los niños y niñas acaban desarrollando tareas de trabajo infantil viene dado por su convivencia en entornos en los que se percibe como una necesidad, la escolarización y la alfabetización juegan un papel crucial para contrarrestar el número de casos ya que cuando las comunidades a las que pertenecen estos niños y niñas carecen de suficientes escuelas, el trabajo infantil es la alternativa. Un tercio de los niños niños y niñas en situación de trabajo infantil se encuentra fuera del sistema educativo y en los casos en los que no, supone un gran obstáculo para su pleno desarrollo en el ámbito educativo. 

En un marco en el que se ha propuesto el 2025 como el año objetivo para poner fin al trabajo infantil en todas sus formas, “adoptando medidas efectivas para erradicar el trabajo forzoso, poner fin a la esclavitud moderna y la trata de personas y asegurar la prohibición y eliminación de las peores formas de trabajo infantil” (meta 8.7 de los ODS), entre el 2000 y el 2016 el trabajo infantil disminuyó un 38% y en los últimos 20 años casi 100 millones de niños han sido retirados de sus entornos de trabajo infantil. 

Sin embargo, 120 milones de niños siguen desempeñando trabajo infantil, un problema que se ha visto además agravado por la crisis causada por la COVID-19 y que amenaza con empeorar los avances hasta ahora conseguidos.  

Pues desde la creación de la ILO en 2019 se ha logrado el reconocimiento de la libertad contra el trabajo infantil como un derecho humano fundamental en la Declaración relativa a los principios y derechos fundamentales en el trabajo. Asimismo, se ha implementado el Convenio sobre las peores formas de trabajo infantil, el convenio ratificado más rápidamente hasta la fecha.

De entre los recursos con los que cuenta la ILO para acabar con el trabajo infantil, una gran parte de su labor consiste en organizar eventos para determinar soluciones desde la diversidad de voces. También cuentan con reports con las claves y acciones principales para lograr este objetivo estableciendo como prioridad que todos los niños y niñas tengan acceso a la mejor educación.  

 

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