La violencia en las relaciones afectivo-sexuales es un problema de salud pública con una incidencia cada vez mayor en jóvenes. Los programas más efectivos para su prevención apuntan a la intervención de testigos como clave para erradicarla, sin embargo no todas las acciones derivan en consecuencias positivas para las víctimas.
El artículo Reactions to actions: Exploring how types of bystander action are linked to positive and negative consequences, publicado en la revista científica “The Journal of Primary Prevention”, aborda los resultados de diferentes actuaciones bystander con el fin de identificar cómo impactan en las víctimas y definir mejor qué tipo de reacciones ayudan y, por el contrario, cuáles pueden incluso tener consecuencias negativas para quienes sufren este tipo de violencia. La investigación se llevó a cabo en Estados Unidos con una muestra de 615 estudiantes de universidad de entre 18 y 24 años, que participaron a través de encuestas en línea y en persona.
En primer lugar, se identificaron las formas y frecuencia en las que diferentes testigos intervienen para frenar la violencia. Las respuestas superan el 100% porque en muchas ocasiones se interviene de más de una manera combinando varios tipos de acciones:
Direct perpetrator, interpelando directamente al agresor (62.3%).
Direct victim, interviniendo directamente con la víctima (24.7%).
Distance, apartando a la víctima del agresor (13.5%).
Direct both, hablando con agresor y víctima (8.8%).
Delegate, solicitando ayuda a la policía o a otras personas (7.0%).
Distract, acercándose a la víctima cortando la interacción con el agresor (6.0%).
Physical action, enfrentándose físicamente al agresor (2.9%).
En segundo lugar, se analizó la relación entre las diferentes acciones y sus consecuencias para las víctimas. En general, los resultados demuestran que, en comparación con los demás tipos de actuaciones, intervenir directamente con las víctimas (direct victim, distance y distract) se relacionó con menores sentimientos negativos y mayor sensación de seguridad; mientras las acciones dirigidas al agresor tuvieron consecuencias negativas para las víctimas, incluido el temor por la propia seguridad. Por último, se analizó la relación entre actuar de una sola forma o a través de varias acciones, y se encontró que una sola acción se vinculó con menores sentimientos positivos por parte de las víctimas y menor impacto o intención de actuar en otras personas testigos.
Este estudio da un paso más para comprender mejor qué ocurre tras las intervenciones de testigos en casos de violencia, aportando claves para ayudar mejor a las víctimas y no comprometer su seguridad y su bienestar socioemocional.
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