La literatura científica y las teorías sociológicas y antropológicas más citadas sobre el amor y la familia hace tiempo que han demostrado la existencia de diferentes formas de entender y construir las relaciones afectivo-sexuales. Estas formas han generado una variedad de maneras de definir la convivencia y las opciones de cómo articular el amor y la sexualidad. Además, el feminismo más democrático e igualitario ha manifestado siempre su apoyo a esta libertad, convirtiéndose en algunos momentos en unos de los temas centrales de sus reivindicaciones como, por ejemplo, el “Yo también soy adultera” en el año 1977, en el que un número importante de mujeres en España salieron la calle para pedir la despenalización del adulterio.
La libertad de amar como se quiera, ya sea en relaciones estables o esporádicas, es una conquista a proteger desde los movimientos sociales, y las nuevas masculinidades alternativas no son una excepción. Sin embargo, existe un discurso coercitivo dominante desde diferentes posicionamientos y organizaciones sociales que impiden que este derecho sea respetado con todas las garantías. Este discurso coercitivo envía mensajes que tienen como consecuencia central una gran presión para mantener determinadas relaciones, porque se establece y se pone la etiqueta que son “las que se deben tener”. De modo que, con la bandera de ser discursos alternativos, progresistas o convenientes, se priva a las personas de poder disponer de opciones totalmente libres y satisfactorias. Todo ello resulta mucho más reaccionario y conservador cuando personas, organizaciones o movimientos que se autocalifican como defensoras de los derechos sexuales, promueven un discurso dominante y opresor.
No es libertad promover una educación afectivo- sexual basada en ocurrencias acientíficas. De hecho, este es un modelo que sigue imperando en muchos sistemas educativos. Como todas las temáticas sociales, el amor y las relaciones tienen un tratamiento científico que debe llegar a la sociedad y a las aulas. Las Nuevas Masculinidades Alternativas proponen y trabajan con este objetivo, ofrecer las mejores evidencias sobre qué realidades están acercando a las personas a disfrutar de unas relaciones apasionadas y saludables. Este acercamiento permite huir de posicionamientos ideológicos que imponen determinadas formas de interpretar la sexualidad que restringe la libertad. Como ya dijo Marcel Proust: “La libertad nunca puede ser perdida y la ciencia nunca puede retroceder”.
Director de la revista científica Masculinities and Social Change
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