Tristane Banon. wIKIPEDIA

La historia de Tristane Banon es contada esta semana por The Guardian y por El Diario.es desde una mirada completamente diferente de cómo se escribía sobre ella hace casi 10 años, cuando salió a la luz en la esfera pública al denunciar por presunta violación a Dominique Strauss-Kahn, político francés, presidente del Fondo Monetario Internacional (FMI) y posible candidato a  la presidencia de Francia. 

Para situar el contexto hay que mencionar que en 2011 Strauss- Kahn fue acusado de violación por Nafissatou Diallo, camarera de piso en un hotel de Nueva York, lo que motivó a Tristane a romper el silencio, silencio aconsejado por familiares y personas cercanas, quienes le hicieron ver que nadie la creería y que su vida estaría marcada por esta denuncia. 

Lamentablemente tenían razón, pues cuando la joven explicó lo que le había ocurrido ocho años antes, cuando quiso entrevistar al acusado y él intentó abusar de ella, la prensa la desprestigió completamente, haciendo su relato no creíble y acusándola de querer sacar partido de la desventura que sufría el político. 

Como ella explica, “Presenté una querella por intento de violación, que fue desestimada, pero el fiscal reconoció que yo había sido agredida sexualmente. Aunque ya había prescrito, para mí era muy importante que se reconociera oficialmente que él me había hecho algo”, señala en The Guardian

Sin embargo, todas las descalificaciones que sufrió no la hicieron quedarse encerrada. Sacó su carrera de periodista y escritora adelante, tiene 10 libros publicados, es feliz con su marido y sus dos hijos. Pero la relevancia de su historia no está solo en el éxito que ha conseguido y que la transforma de víctima a superviviente, sino que también radica en la solidaridad con la que luchó para que se marcara la edad de consentimiento a los 15 años. 

Puede sonar increíble pero la propuesta que hacían los legisladores franceses era que el consentimiento se estableciera a los 13 años de edad, lo que desató un fuerte rechazo social a esta decisión del senado francés y fue la propia Tristane Banon, quien puso una foto de cuando ella tenía trece años en Twitter haciendo campaña para evidenciar que las niñas no pueden consentir relaciones sexuales tan jóvenes. Una carta que envió al senado  firmada por 162 personalidades ayudó a que se aprobara un proyecto de ley por unanimidad donde se establece el consentimiento a los 15 años y a los 18 en caso de incesto. Aunque estas edades siguen siendo controversidas, es un avance debido a que en la ley actual no estaba definida la edad de consentimiento, por lo que resulta muy difícil litigar en los casos de violación porque se podía argumentar que las relaciones eran consentidas, aunque participaran infantes de cualquier edad. 

Tristane ha afirmado que sin la denuncia de Nafissatou Diallo, seguramente nunca habría surgido en Francia el movimiento #MeToo que, según ella, ha llevado a este cambio legislativo. Ella fue la primera en ocupar las portadas y abrió camino al movimiento que existe hoy. Porque, como se ha mencionado en otros artículos, gracias a la fuerza de las denuncias en redes sociales, las víctimas no están solas. Y la solidaridad de personas como Tristane y miles de otras hace que se pueda avanzar en la protección de todas las mujeres, especialmente de las menores. 

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