Recientemente se celebró un acto oficial en una universidad, en el cual se atribuye a una profesora, entre otras cosas, la creación del primer protocolo sobre igualdad. Veamos la realidad. Durante muchos años, el catedrático español más famoso internacionalmente, por las denuncias que ha recibido (siendo la mía la primera), lo hizo con total impunidad y con el apoyo (o en otros casos, el mirar para otro lado) de todo el mundo que estaba alrededor. Hasta que unas feministas, en el 2003, en colaboración con la Plataforma contra las violencias de género de Catalunya, de la que formaban parte, decidieron hacer unas investigaciones científicas que llevaron al Parlamento Español a obligar a las universidades a crear comisiones de igualdad y protocolos.
En ese momento, la universidad mencionada, crea las comisiones de igualdad y sus facultades también. En esa Facultad, M, que era una de esas feministas, pasa a formar parte de la Comisión de Igualdad; y otra feminista, L, pasa a formar parte de la Unidad de Igualdad de la Universidad. Lógicamente eran las que sabían y las que se habían comprometido. La recientemente homenajeada no había aparecido nunca ni había hecho nunca nada por las víctimas. Entonces lógicamente, quien hace el protocolo es M, aunque lo aprueba la comisión con modificaciones.
Cuando las víctimas ya denunciamos masivamente a ese catedrático, la universidad sigue un proceso muy largo, que no llega a la Fiscalía hasta que no han prescrito los hechos. En ese momento, la Decana y la entonces presidenta de la Comisión de Igualdad (la hoy homenajeada) piden al resto de miembros la Comisión -que se había comprometido a dimitir entera si no se actuaba contra este catedrático- que firmen una carta diciendo que, desde la Facultad se ha actuado muy bien y no se puede hacer nada más. La única que se niega a firmar, a pesar de las presiones, es M, con lo cual es excluida de la Comisión de Igualdad, sin que la presidenta la apoye en ningún momento.
Son hechos históricos demostrados y con evidencias. Una base del feminismo es no ocultar ni tapar a las mujeres que han luchado por las mejoras de las que hoy disfrutamos otras mujeres. Quien nos apoyó a las víctimas y quien hizo el protocolo fue M, no la hoy homenajeada.
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