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El terrible secuestro y asesinato de Sarah Evaerard en Londres la semana pasada ha despertado la ira contra los agresores y la empatía hacia las víctimas en todo el Reino Unido. Al mismo tiempo que se levanta la voz colectiva en rechazo de la ley de silencio que permite que miles de casos nunca salgan a la luz, esta nueva manifestación extrema del machismo violento ha despertado un sentimiento de “basta”, compartido con una necesidad colectiva de manifestar dolor y de apoyo desde toda sociedad, lo que se han concretado con vigilias en Clapham Common, Birmingham y Glasgow la noche del sábado 13 de marzo y del domingo 14. 

En este contexto de dolor, el gobierno británico hizo un llamado para que todas las víctimas y supervivientes compartan sus experiencias, lo que ha resultado en que en tan solo dos días se han realizado más de veinte mil nuevas denuncias, historias personales de acoso a mujeres y niñas de todo el país.

Debido a la situación de pandemia, desde la administración pública hubo una negativa a colaborar con las organizadoras para poder realizar estas vigilias conmemorativas con todas las medidas de seguridad, lamentablemente esto resultó en un duro ataque policial a las mujeres que se estaban manifestando pacíficamente. Este ataque ha despertado fuertes críticas tanto a la comisaria encargada de la policía metropolitana como a la ministra de interior, a quienes se acusa de obstaculizar la realización de un evento con tanto sentido. 

Y es que el dolor colectivo responde a que la violencia machista sigue siendo una de las causas de muerte más importantes a nivel mundial para las mujeres. Y las londinenses, así como las mujeres del resto del país, y en oleada a nivel mundial, siguen reclamando los derechos de vivir en ciudades libres de violencia machista y que los agresores tengan penas más duras, de modo que ser violento tenga consecuencias. 

En este sentido la solidaridad con el caso de Sarah ha trascendido las redes de mujeres y se está manifestando en los estamentos políticos donde diversas voces de partidos políticos muy diferentes, están llamado a que se aumenten las penas para los delincuentes más graves, como los acosadores y los violadores, al tiempo que se trabaja para aumentar los niveles terriblemente bajos de condenas por violencia sexual y de género.

Las historias personales de acoso y abuso que se están recopilando estos días serán utilizadas por el gobierno para informar de un paquete de medidas que está siendo diseñado para dar mayor protección a las mujeres y niñas. Se entiende que la tipificación del acoso sexual en la calle como delito específico forma parte de las medidas que se están estudiando.

También se están discutiendo una serie de reformas al proyecto de ley sobre policía, delincuencia, tribunales y sentencias que está siendo estudiado por los diputados. Entre las propuestas se incluyen el aumento de las penas mínimas para violadores y acosadores y la tipificación de la misoginia como delito de odio. También se exigirá una revisión independiente para aumentar las penas por asesinato machista y proporcionar defensas legales más sólidas para las supervivientes.

Estas vigilias, como reportó The Guardian, son una manifestación de dolor colectivo, de solidaridad y sororidad que se ha iniciado en las calles y que está haciendo su camino a las instancias legislativas para transformar leyes que desprotegen y asegurar que cada día sean menos las velas que tengamos que encender por tantas mujeres como Sarah.

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