Hace unas semanas publicábamos la importancia que el #MeToo tiene para empoderar a otras mujeres víctimas de violencia de género a denunciar a sus acosadores, tanto a nivel público, como en muchos casos a nivel civil o penal.
Lamentablemente, la Fundación Thomson Reuters ha publicado sobre el efecto inhibidor que están teniendo las demandas de difamación sobre las víctimas en los movimientos en India y Pakistán, países en los que las mujeres que denuncian conductas sexuales inapropiadas se ven contrademandas por una ley que penaliza la difamación.
Muchas personas defensoras de los derechos humanos sostienen que convertir la difamación en un delito penal viola el derecho a la libertad de expresión. El año pasado, Human Rights Watch afirmó que la ley india no debería utilizarse como respuesta legal a las denuncias de acoso sexual.
Afortunadamente, un tribunal de Nueva Delhi declaró inocente a la periodista Priya Ramni, de la acusación de difamación que le interpuso el ministro M. J. Akbar en respuesta a la denuncia de conducta sexual inapropiada en contra de varias mujeres durante su anterior carrera como editor de un periódico en el 2018.
El mal uso de la difamación tiene el efecto contrario del requerido para que se rompa el silencio, el temor a tener que enfrentar una demanda penal y la posibilidad de ir a la cárcel durante dos años fomenta que las víctimas desestimen de hacer públicas sus denuncias.
Aquí la importancia de la sentencia en favor Priya Ramani, pues ha abierto vías para mantener a salvo y seguras a las mujeres que se atreven a denunciar el acoso y sienta un precedente en países que aún mantienen leyes penales para áreas de la libertad de expresión.
Por su parte, el juez del caso magistrado Ravindra Kumar Pandey, dijo en la sentencia que las mujeres deben ser libres de denunciar conductas sexuales inapropiadas sin temor a que ellas mismas puedan ser procesadas. “No puede ser castigada por alzar la voz contra los abusos sexuales con el pretexto de una denuncia penal por difamación, ya que el derecho a la reputación no puede protegerse a costa del derecho a la vida y la dignidad de la mujer”.
