Según Forbes, los impactos de la pandemia de COVID-19 se han percibido desde principios del año pasado y continúan afectando toda nuestra vida diaria. Es evidente que esta pandemia ha afectado a ciertos grupos más que a otros, en gran parte debido a las brechas ya existentes de inequidad y discriminación, desde las tasas de mortalidad hasta las preocupaciones financieras y las tasas de desempleo. 

En el Reino Unido, la Oficina de Estadísticas Nacionales ha publicado datos sobre el estado del mercado laboral en los que podemos ver las tasas de empleo y desempleo desglosadas por etnia, discapacidad, nacionalidad y país de nacimiento. En general, las tasas de desempleo han disminuido ligeramente, sin embargo, a partir de estos datos, hay algunas tendencias asombrosas. Según Forbes, las personas de origen africano y caribeño tienen una tasa de desempleo (13,8%) más de 3 veces superior a la de las personas blancas (4,5%), seguida por las personas paquistaníes (9,7%). Correlativamente, los hombres según su procedencia tienen una tasa de desempleo (14,1%) más de 3 veces mayor que la de los blancos (4,9%). Mientras que las mujeres paquistaníes tienen una tasa de desempleo de más de 3 veces (14,9) que las mujeres blancas (4,0%), seguidas por las mujeres negras, africanas y caribeñas (13,5%).

Los datos de empleo según el color de piel o el origen evidencian la interseccionalidad entre la vulnerabilidad de ser mujeres, además de pertenecer a colectivos minoritarios. Lo que permite tener una diagnosis de la problemática para buscar soluciones eficientes que protejan a las mujeres de la discriminación. 

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