image_pdfPDFimage_print

A pesar de las campañas de prevención, la violencia escolar sigue estando muy extendida a nivel mundial. Dentro de este tipo de violencia, el acoso escolar es el fenómeno más común según la UNESCO. Aunque este tipo de agresiones se debe a diversas causas, hay investigaciones que afirman que la participación en ellas puede estar precedida por una socialización basada en un discurso coercitivo dominante que tiende a unir el atractivo con la violencia de género, que puede hacer a los y las jóvenes proclives a esta y que además puede llegar a provocar problemas de salud mental en las víctimas, tales como depresión, ansiedad, autolesiones y conductas suicidas. Por ello, es imperioso que las relaciones positivas entre iguales, con el profesorado, las familias y otros agentes educativos estén unidas hacia la violencia 0 desde los 0 años como factor clave en la prevención del acoso escolar.

El estudio School networks of positive relationships, attitudes against violence, and prevention of relational bullying in victim, bystander, and aggressor agents supone una evidencia cuantitativa en España de la relación entre los constructos de las relaciones en la escuela y las actitudes hacia la violencia, para apoyar políticas educativas de prevención.

Las autoras y el autor, tomando una muestra de 4.273 estudiantes de centros de Educación Secundaria en España, analizan cómo las relaciones entre estudiantes adolescentes, comunidad educativa y familias, así como sus actitudes hacia la violencia escolar, influyen en poder convertirse o bien en víctima de acoso escolar, en agresor/a o bien en bystander (testigo que observa una situación), aspecto importante del estudio que incluye este factor en los modelos de análisis, dado el potencial de su papel como apoyo permisivo de la agresión, o su conversión en upstander (testigo que actúa), que apoya y defiende a la víctima. La investigación analiza cómo la red escolar de relaciones positivas, no solo con los compañeros y las compañeras, sino también con toda la comunidad educativa (profesorado, personal directivo y otros profesionales como el personal de servicios, etc.), actúa como factor preventivo en todas las situaciones de bullying. Además, otros elementos clave destacados son las relaciones que fomentan rechazo a la violencia e interacciones positivas del alumnado con toda la comunidad educativa, incluyendo la participación de la familia en la escuela.

Los resultados demuestran que las relaciones positivas sirven como factor de protección contra la participación en situaciones de agresión y ejercen una influencia significativa en la adquisición de actitudes transformadoras con respecto a la la violencia. Además, el estudio arroja luz al problema desde una perspectiva de género, demostrado que la sensibilidad de las chicas a ambos elementos (relaciones y actitudes hacia la violencia), implica que las políticas educativas deberían prestar aún más atención a cómo se pueden gestionar sus interacciones en el aula y a los mensajes que reciben, promoviendo el atractivo del alumnado que representa valores positivos.

En esta línea, el Ministerio de Educación del Gobierno de España ya publicó en 2017 la “Guía para la comunidad educativa para la prevención y el apoyo a las víctimas de la violencia escolar”, donde se propone al profesorado y a las familias “incidir en la socialización de los chicos y chicas, promoviendo mensajes y dinámicas que se alejen de la violencia que está presente cada día” (Sordé et al., 2017, 69).

Views All Time
Views All Time
967
Views Today
Views Today
1
Secciones: subportada

Si quieres, puedes escribir tu aportación