Ngozi Okonjo-Iweala (Nigeria) será la séptima Directora General de la OMC. En 73 años de historia de la organización, sus seis predecesores,han sido hombres, por lo que su elección por unanimidad está cargada de simbolismos en un momento en que la economía mundial se ve golpeada por los efectos de la pandemia de COVID-19.
La nueva directora es economista licenciada en Harvard y con un doctorado en el Massachusetts Institute of Technology (MIT) en Economía y cuenta con un amplio bagaje internacional: trabajó durante 25 años en el Banco Mundial y sirvió dos mandatos como ministra de Finanzas de Nigeria. Su trayectoria la posicionó como la mejor candidata en todo el proceso de selección, solo existía el veto de los EE.UU., quiénes con el cambio de presidencia dieron el apoyo necesario para que la elección se formalizara.
Su mandato, que es renovable, será del 1 de marzo de este año al 31 de agosto de 2025.
“Se trata de un momento muy importante para la OMC (…) Estamos deseando trabajar estrechamente con usted, Dra. Ngozi, y estoy seguro de que todos los Miembros trabajarán de manera constructiva durante su mandato como Directora General para dar forma al futuro de esta Organización” dijo el presidente del Consejo General David Walker (Nueva Zelanda) en una declaración pública
La Dra. Okonjo-Iweala declaró que una de sus prioridades fundamentales sería colaborar con los miembros para abordar sin demora las consecuencias económicas y sanitarias provocadas por la pandemia de COVID-19, al mismo tiempo que destacó “Juntos, podemos restaurar y volver a presentar a la OMC como un pilar clave de la gobernanza económica mundial, una fuerza para un sistema de comercio multilateral fuerte, transparente y justo, y un instrumento para el crecimiento económico inclusivo y el desarrollo sostenible”
Como la describen en El País, posee fuerza y conocimiento técnico la sitúa al más alto nivel de la discusión y le ayuda a imponerse en muchas ocasiones en la conversación. Es miembro, entre muchos otros, del consejo de la Iniciativa Global Clinton; la Fundación Rockefeller; el consejo del Foro Económico Mundial contra la Corrupción; Inspectores Fiscales sin fronteras de la OCDE o como asesora del banco Lazard y consejera del Standard Chartered y Twitter, en los últimos años acompaña un carácter desatacado por la búsqueda de consenso, la defensa de los derechos de los países en desarrollo, la inclusión y la diversidad, por ejemplo entre la plantilla del Banco Mundial.
También como número dos del Banco puso su empeño en evitar el contagio de la crisis financiera a los países en desarrollo. Una agenda que estará sin duda entre las prioridades de su mandato.
Más allá de la situación actual, se espera que su tiempo al mando de la OMC sea un tiempo de crecimiento, de consenso y apoyo entre los países.
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