Adolescentes y jóvenes trasngénero y personas jóvenes no binarias sufren frecuentemente violencia en los centros educativos, una violencia continuada en el tiempo en la que pueden interferir tanto las instituciones educativas como el profesorado, las familias y el grupo de iguales. Afortunadamente, cada vez disponemos de más estudios en relación con la incidencia de esta vulneración de derechos humanos, sobre los factores de riesgo y sus consecuencias. Todo ello es fundamental para visibilizar esta problemática y plantear actuaciones educativas que la prevengan exitosamente.
Este ha sido el propósito del artículo científico Transphobic Violence in Educational Centers: Risk Factors and Consequences in the Victims’ Wellbeing and Health. El artículo es resultado de una revisión de literatura científica de publicaciones indexadas en las bases de datos ISI Web of Science y SCOPUS.
El equipo de investigación señala que las personas que no se ajustan a su asignación de género o a quienes se les impone un sistema binario de género están en una situación de desigualdad y de sufrir una mayor vulnerabilidad a padecer violencia en los centros educativos, en comparación con otros compañeros y compañeras del centro, y a sufrir más por ello. Las manifestaciones de esta violencia se producen a través de agresiones físicas, violencia psicológica (burlas, insultos, humillación…), ciberacoso, violencia y acoso sexual (por ejemplo, en los servicios) o entornos insolidarios, y son perpetradas mayoritariamente por compañeros y compañeras de clase.
Todo ello tiene graves consecuencias para la salud y el bienestar de las víctimas. Por ejemplo, estas personas tienen riesgo de padecer trastornos alimentarios o tener comportamientos alimenticios poco saludables, así como mayor riesgo de suicidio. Cuando las víctimas no perciben suficiente apoyo desde el entorno educativo, pueden incluso dejar de asistir a la escuela con graves consecuencias para su futuro académico y profesional.
