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Con las presiones socioeconómicas, en tiempos de pandemia ha habido un aumento de la violencia contra los niños y las niñas, violencia física, sexual, emocional, abuso y abandono.  Ello se ha visto agravado con el cierre de las escuelas. Aprender desde casa, ya sea un hogar familiar, un campo de refugiados o un entorno institucional, ha expuesto a muchos niños y niñas a un mayor riesgo de padecer esa violencia, con menos oportunidades de buscar apoyo o acceder a servicios de ayuda. Algunas escuelas han intentado mitigar los efectos del aislamiento y prevenir la violencia en este período.

Esta situación ha puesto de relieve, aún más, la necesidad de que todos los planes de estudios, también los remotos, incluyan estrategias y líneas de actuación para la prevención de la violencia asumiendo la responsabilidad de garantizar espacios seguros para aprender también en casa. Ello es necesario si se quiere garantizar el progreso en los ODS 4 (Educación de calidad), ODS5 (Igualdad de género) y que el ODS 16.2 (0 violencia contra los niños en 2030) no sufra una regresión inextricable.  

Existen iniciativas como Safe to Learn (“Seguro para Aprender”) que se dedica a erradicar la violencia en y a través de las escuelas. La sociedad civil, los docentes, las madres y los padres y cuidadores, los niños y niñas, tenemos un papel que desempeñar en la creación de ambientes de aprendizaje más seguros, ya sea por internet, en el hogar o en la comunidad. Y son los gobiernos los que desempeñan un rol vital en el éxito general de todos estos esfuerzos. 

Safe to Learn recoge recomendaciones dirigidas a los gobiernos en sus políticas educativas para la creación de ambientes de aprendizaje más seguros, como son las siguientes:

  • permitir una respuesta integral entre sectores para prevenir y responder a la violencia en y a través de los ambientes de aprendizaje a distancia
  • asumir la responsabilidad de garantizar que niños y niñas tengan seguridad para aprender en casa sea cual sea el tipo de hogar, e implementar planes para abordar el impacto a corto y largo plazo que la pandemia tendrá en los sistemas educativos y la seguridad del alumnado.
  • planificar la reapertura de las escuelas y la seguridad del alumnado

Los desafíos de la pandemia de COVID-19 y su impacto en el derecho de la infancia a estar segura para aprender en cualquier tipo de ambiente de aprendizaje sólo pueden ser resueltos a través de una acción colaborativa con participación significativa de diferentes sectores del gobierno, la sociedad civil, los contribuyentes, las ONG y las propias comunidades. Sólo así podremos garantizar un presente y un futuro donde sea posible aprender con seguridad y sin sufrimiento.

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