Uno de los temas que también ha llamado la atención de diferentes investigadores durante la pandemia es cómo ha cambiado la relación entre humanos y mascotas durante la pandemia. El artículo que discutimos hoy, publicado en la revista del grupo Nature, Humanities and Social Sciences Communications, Human–dog relationships during the COVID-19 pandemic: booming dog adoption during social isolation por el grupo de investigadores de la Universidad Hebrea de Jerusalén Liat Morgan, Alexandra Protopopova, Rune Isak Dupont Birkler, Beata Itin-Shwartz, Gila Abells Sutton, Alexandra Gamliel, Boris Yakobson y Tal Raz aborda esta cuestión para el caso de Israel.
Según la literatura existente, tener un animal de compañía como un perro o un gato tiene beneficios positivos para la salud mental. En este sentido, las interacciones con animales pueden ayudar a contrarrestar estados depresivos o sintomatologías de ansiedad, particularmente en condiciones propensas al estrés. Además de esto, las interacciones entre humanos y animales pueden incluso mejorar las relaciones sociales entre iguales y también aumentar los sentimientos de respeto, confianza y empatía entre las personas. En contraposición, la literatura también ha mostrado que estados de estrés en los y las propietarias de los animales de compañía pueden al mismo tiempo afectar negativamente la salud de sus animales, como es su habilidad cognitiva.
En este escenario, Morgan y su equipo sugirieron la hipótesis de que la pandemia de COVID-19 y el aislamiento social relacionado con esta podrían conducir a cambios dramáticos en las relaciones bidireccionales entre humanos y perros. Para probar esta hipótesis, plantearon este estudio centrado en Israel, usando un conjunto de datos prospectivos y retrospectivos únicos obtenidos de la página web Yad4 y de Google, con el objetivo de investigar cómo las personas percibían y actuaban durante el confinamiento con respecto a dos variables: la adopción y el abandono de perros, para examinar así la relación bidireccional entre el bienestar de las personas dueñas de perros y el de sus perros.
Los resultados del estudio muestran que, en general, en contraste con algunas de las preocupaciones iniciales, todas las medidas de adopción de perros mejoraron significativamente a medida que las restricciones sociales se volvieron más estrictas. Además, existía una clara asociación entre la calidad de vida de un individuo y sus percepciones sobre la calidad de vida y el comportamiento de su perro.
Morgan y colegas dicen que, dado que humanos y perros son animales sociales, estos hallazgos sugieren posibles beneficios de las relaciones entre humanos y perros durante la pandemia de COVID-19.
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