Cada vez más países ponen el foco en el consentimiento ya que desde los organismos internacionales y los tratados de derechos humanos se está planteando como una necesidad fundamental. Ya son once países los que han legislado sobre el tema y cuatro los que se encuentran en vías de hacerlo, como es el caso de España. Hasta el momento, en España el proyecto de Ley de Libertades Sexuales ha recibido diferentes críticas por parte de colectivos de diversa índole. 

En cualquier caso, como ya se ha informado en este medio, las investigaciones más actuales están apuntando a que hay cierta desconexión entre la definición de consentimiento y, por tanto, en las políticas y en la manera de entender este término. Pero lo que se hace esencial es profundizar en que el “consentimiento afirmativo” ha de ir más allá del “sí es sí” ya que este puede interpretarse como libre cuando realmente se está dando bajo circunstancias de coerción.

Por ello, no es una cuestión de que “haya que ir al notario para poder mantener relaciones”, sino de tener en cuenta, por un lado, los diferentes factores que pueden generar coacciones para que no exista un “sí” real y, del otro lado, aquellos elementos y factores que pueden facilitar que existan relaciones más libres. 

En esta línea, también se ha de cambiar el foco de que las víctimas y supervivientes de violencia sexual sean quienes tienen que demostrar que no consitieron la relación, a que siempre que haya una persona acusada de violación se plantee cómo saber que la otra persona consiente la relación.

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