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Para muchas de las personas que se dedican profesionalmente a algún deporte, representar a su país en las competiciones internacionales suele ser un honor puesto que ello implica un reconocimiento al talento, la trayectoria, el esfuerzo, que cada deportista invierte en sus años de entrenamiento. 

Para las jugadoras afganas de criquet este sueño parecía imposible, no por falta de esfuerzo o talento, sino porque por muchos años no ha existido una selección nacional femenina de este deporte. Al contrario de la selección masculina, que ha avanzado enormemente en su posicionamiento internacional ganando cada vez más renombre, la selección femenina que alguna vez existió se fue disolviendo poco a poco por miedo a la inseguridad de las deportistas que la componían. 

Este miedo surge de la incomodidad que aún suscita para muchos que las mujeres compitan en público. Afortunadamente, como la Fundación Thomson Reuter ha publicado, esta realidad está cambiando y la Junta de Cricket de Afganistán (ACB) ha reformado la selección femenina, impulsada por el éxito de los hombres. Recientemente ha realizado pruebas en el estadio de Kabul y ha contratado a 25 jugadoras que serán entrenadas por un equipo técnico internacional. 

La seguridad sigue siendo un punto importante a tener en cuenta, según el artículo de Reuter, incluso dentro de la misma Junta hay opiniones divididas, pero su presidente, Farhan Yusefzai, dijo que, aunque era consciente de la oposición de la Junta a la creación de un equipo femenino, no se dejaría disuadir. «Muchos países musulmanes tienen sus equipos femeninos nacionales», dijo, citando a Pakistán, Kuwait y Omán.

En este sentido, y para proteger a las deportistas, la ACB quiso destacar que la creación del equipo nacional femenino de criquet «se adhería a los valores tradicionales afganos e islámicos» y que celebraría su primer campamento de entrenamiento en un país islámico. De esta manera se quiere resguardar a las jugadoras ya que, aunque no se han hecho amenazas directas contra ellas, los recientes ataques, incluido un atentado mortal el mes pasado en el campus de la Universidad de Kabul, habían suscitado temores.

Actualmente Afganistán cuenta con equipo nacional de fútbol, voleibol y natación, por lo que el cricket se suma a crear más espacios de desarrollo del deporte de élite y nuevos sueños para todas las niñas y mujeres amantes de este deporte que tengan la ilusión de representar a su país. 

Consciente de este nuevo desafío, Naheeda Sapand, deportista llamada a formar parte de la nueva selección nacional, dijo a Thomson Reuter que, incluso con el apoyo de sus padres, el viaje no había sido fácil. «La seguridad y las limitaciones culturales siguen siendo nuestros principales desafíos, incluso en la escuela y en la universidad me enfrenté a la resistencia y a la oposición, pero mi entusiasmo nunca decayó».

Esta nueva selección nacional es un avance en los derechos y la igualdad para las deportistas. La valentía de las jugadoras que han aceptado la invitación, sin duda abrirá muchas puertas para que cada vez sean más las niñas y mujeres que puedan profesionalizar su dedicación y esfuerzo por ser las mejores en sus respectivas disciplinas deportivas. 

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