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Actualmente, muchos grupos comunitarios y movimientos están dirigidos por mujeres y niñas. Ya sea denunciando la corrupción y la desigualdad económica, reclamando democracia y libertad política o exigiendo condiciones de trabajo justas y justicia climática, al frente de las luchas más apremiantes del mundo actual se encuentran mujeres de todas las edades.

Este reconocimiento a las contribuciones de las mujeres activistas al avance de la democracia, la paz y el desarrollo sostenible se ha recogido en el último Informe anual que el Relator Especial sobre los derechos a la libertad de reunión pacífica y de asociación, Clément Nyaletsossi Voule, presentó al Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas (CDHNU). 

Muchos de los movimientos más importantes de los últimos cinco años han sido dirigidos por mujeres y niñas. Sin su liderazgo, los avances obtenidos para conseguir los Objetivos de Desarrollo Sostenible habrían sido imposibles. Las mujeres han estado también en la primera línea de la pandemia de la COVID-19 prestando su tiempo como voluntarias para proteger a sus comunidades y, sin embargo, sólo están representadas un promedio de un 24 por ciento en los organismos que toman las decisiones a nivel nacional contra la COVID-19.

El informe continúa denunciando cómo, en muchos países, esas mismas mujeres corren un riesgo mayor de ver vulnerados sus derechos de reunión y de asociación. Muchos gobiernos han aprovechado la situación para imponer nuevas restricciones a los derechos a la libertad de reunión pacífica y de asociación, limitando así la capacidad de la sociedad civil para contribuir con una respuesta eficaz a este desafío de primera magnitud. 

En la presentación de este informe a la Asamblea General de Naciones Unidas, se denunció que, a pesar de su vital importancia, las contribuciones de las mujeres y las niñas en el activismo y la sociedad civil siguen estando infravaloradas, sin recursos suficientes y debilitadas. Trabajan en los lugares más afectados y donde resulta más difícil acceder y, aun así, cuentan con un menor apoyo, son víctimas frecuentes de amenazas violentas y de acoso en represalia por organizarse para mejorar las vidas de las personas. Las redes sociales también se han convertido en un espacio hostil para las mujeres en la sociedad civil y el activismo. Algunas de las Mujeres Defensoras de Derechos Humanos -WHRD por sus siglas en inglés- que fueron consultadas por Voule indicaron que los comentarios machistas y despectivos en las redes sociales han pasado a ser algo habitual en sus vidas diarias.

En un reciente Informe para reconocer y proteger a las Defensoras de los Derechos Humanos,  Amnistía Internacional denuncia cómo estas mujeres activistas han afrontado distintas formas de ataques en Internet, entre las que figuran hostigamiento y ataques a la reputación y credibilidad a través de las redes sociales; ciberacoso; violaciones de la privacidad; vigilancia ilegal; censura; hackeo de cuentas de correo electrónico, dispositivos y plataformas, y amenazas online de violencia sexual, insultos, ataques basados en la sexualidad, desanonimización o “doxxing” y humillación pública en las redes sociales. 

En su apartado referido a la pandemia de COVID-19, el informe anual del Relator Especial de Naciones Unidas señala que ningún país y ningún gobierno pueden resolver la crisis por sí solos; por ello, las organizaciones de la sociedad civil deberían ser consideradas aliados estratégicos en la lucha contra la pandemia. Sin embargo, estas organizaciones se están encontrando con numerosas restricciones a su labor, debidas en parte a las limitaciones impuestas al acceso a la financiación transfronteriza. “Esas restricciones no tienen cabida en el mundo actual, la solidaridad internacional es más necesaria que nunca”, concluye el informe.

Incluso en los períodos más críticos como el que estamos viviendo este año, cuando las mujeres ejercen sus derechos a reunirse y asociarse de forma pacífica, la sociedad entera se beneficia de ello. 

Cuando se las protege y se les proporciona recursos, las organizaciones y movimientos de mujeres pueden guiar y guiarán al mundo a reconstruirlo mejor. (Experto Independiente de las Naciones Unidas).

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