La pandemia generada por la COVID-19 continúa afectando de forma desigual las condiciones de vida de quienes ya antes estaban en situación de desigualdad social, como es la población gitana. Ante la inexistencia de datos oficiales estandarizados, un equipo de investigadores de las universidades públicas de Alicante y Navarra y del Instituto de Salud Carlos III, con la colaboración de varias asociaciones gitanas, realizaron un estudio orientado a analizar el impacto que ha tenido la COVID-19 en la población gitana en España. Los resultados de la investigación fueron publicados en el número especial de la revista International Journal of Roma Studies (IJRS), COVID-19 Crisis: Impact on Households of the Roma Community.
El estudio presenta y discute los resultados de una entrevista telefónica a una muestra de 592 hogares gitanos de España en la primera ola de la COVID-19 (antes de verano de 2020), durante la fase más restrictiva del confinamiento (fase 0 del período de desescalada para levantar gradualmente el confinamiento). El trabajo de campo fue realizado desde el 12 de abril hasta el 10 de mayo. El cuestionario telefónico preguntaba información sobre los hogares relacionada con siete variables principales: salud, discriminación, estilo de vida, necesidades del hogar, estudios, empleo e ingresos.
Los resultados del estudio mostraron que, en el ámbito de salud, el 12% de las personas entrevistadas afirmó que la COVID-19 afectó a alguien de su hogar. Se detectó un empeoramiento de la autopercepción de la salud y una alta tasa de problemas de ansiedad o depresión, cuyo impacto va más allá de la salud y afecta a todas las dimensiones de la inclusión social.
Respecto al ámbito de educación, tres de cada cuatro hogares se han visto afectados por el cierre temporal de las escuelas tras declararse el estado de alarma, ya que los menores de edad cursaban la educación obligatoria. En la mitad de estos hogares (52%), las personas entrevistadas declaraban que sus circunstancias dificultan o imposibilitan que algunos/as de los/as escolares continúen correctamente sus estudios desde casa. Además, se señalaba haber percibido preocupación en las familias, especialmente aquellas con hijos e hijas en educación secundaria, que temen el efecto que el confinamiento podría tener sobre el abandono prematuro. También coinciden en observar dificultades vinculadas a la brecha digital y a la imposibilidad de ofrecer suficiente apoyo educativo en casa. Se explica que el apoyo de los centros educativos se ha centrado más en abordar la brecha digital y favorecer el acceso a los materiales de estudio, pero no tanto en superar la brecha de transmisión del conocimiento. En este sentido, el apoyo de las asociaciones gitanas con programas educativos ha sido fundamental.
En relación con el impacto sobre el empleo y los ingresos del hogar, una de cada dos personas entrevistadas ha visto obstaculizada de alguna forma la actividad laboral de las personas de su hogar durante el confinamiento. El 30% se debe a la pérdida total del empleo, el 12% a que no se les permitió trabajar (aunque todavía estaban empleados o eran propietarios de su propia empresa), y el 6% de los casos se referían al plan de baja temporal. Son pocos los hogares que han podido optar por trabajar desde casa. El 90% de las personas encuestadas indicó que nadie en su hogar ha podido optar a la opción del teletrabajo, lo cual ha impactado negativamente en el empleo de las y los miembros de estos hogares.
El impacto en la discriminación percibida y experimentada ha sido otra dimensión en la cual la COVID-19 ha tenido y está teniendo un efecto. El 56% de las personas entrevistadas respondieron que la percepción de discriminación desde el inicio del estado de alarma había aumentado, el 33% considera que no y el 8% no sabe. Además, cuando en lugar de la percepción se preguntó sobre experiencias de discriminación durante el estado de alarma por parte de las personas del hogar, el 20% afirmó que, o bien la persona misma entrevistada o bien alguna otra persona del hogar habían experimentado directamente este problema.
El estudio no muestra datos desagregados por géneros, lo cual es una limitación remarcable. No obstante, añaden Arza Porras y sus colegas que, como sucede en general con las mujeres, las mujeres gitanas también se ven más afectadas por diferentes problemas de salud, condiciones sociales como desempleo y mayor responsabilidad en el cuidado de la familia. La situación de pandemia no hace más que agravar esta situación, ya que los diferentes roles de género dentro de la familia y la propia desigualdad de género en el hogar (como en la población general) son la base para gestionar la pandemia en la familia, lo que hace previsible un mayor impacto negativo en el tratamiento de la COVID-19 en la salud de las mujeres.
Acaban los y las autoras enfatizando que la COVID-19 ha mostrado una vez más las desigualdades preexistentes en España y también en el caso de la comunidad gitana. Añaden que el impacto de la pandemia en los sectores más vulnerables de la sociedad española revela la falta de inversión previa en aspectos como vivienda social, educación inclusiva, empleo digno y seguro, ingreso mínimo de inserción, atención de salud comunitaria o en la lucha contra la discriminación, entre otras necesidades.
Ante la falta de datos oficiales a través de los cuales podamos entender de qué forma está afectando la pandemia a sectores concretos de la sociedad, estudios como éste son de gran relevancia.
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