Algunos debates actuales sobre educación se alejan de la ciencia y continúan extendiendo posturas que se oponen frontalmente a la enseñanza instrumental en las primeras edades, muy especialmente en lo que respecta al ámbito de la lectoescritura. Afortunadamente, esta corriente de opinión que no cuenta con respaldo de la investigación de impacto social, es cada vez más débil. Sin embargo, muchas familias muestran preocupación cuando en los centros educativos no se aborda este tema, muy conscientes de que las habilidades básicas de alfabetización son esenciales para el desarrollo en la etapa infantil, altamente influyentes en el éxito educativo en el paso a la Educación Primaria e incluso predictoras de posibles futuras dificultades de aprendizaje.
Al respecto, Journal of Early Childhood Literacy publicaba el mes pasado la investigación “Early literacy and child wellbeing: Exploring the efficacy of a home-based literacy intervention on children’s foundational literacy skills”, una contribución científica que puede aportar algunas claves para las familias que desean ayudar a sus hijos e hijas en edad preescolar a desarrollar habilidades fundamentales de alfabetización desde el entorno cotidiano del hogar.
El estudio destaca dos habilidades básicas e interdependientes de alfabetización temprana cuya adquisición resulta altamente influyente para el aprendizaje de la lectura y la escritura y, generalmente, suele predecir el éxito futuro en el dominio de estas competencias:
En primer lugar, la conciencia fonológica, una habilidad metalingüística para el reconocimiento del sonido de las palabras habladas que puede enseñarse desde el nacimiento. A medida que va desarrollándose, permite segmentar palabras en partes cada vez más pequeñas y reconocer sonidos individuales (fonemas). Esta habilidad para la comprensión de la estructura y composición sonora de cada palabra es lo que permite a las niñas y niños llegar a leer una palabra impresa.
En segundo lugar, la cantidad y calidad de vocabulario adquirido. La investigación demuestra que una base sólida de conocimiento de vocabulario (profundo, complejo y amplio) antes de la escolarización, es crucial para las niñas y niños como apoyo cuando en un futuro aprenden a leer. Además, se añade que la capacidad de aprender palabras nuevas, de comprender y recordar su significado, depende en gran medida de la cantidad de vocabulario previamente adquirido.
Teniendo en cuenta estas dos claves, a través de las experiencias cotidianas en un entorno familiar seguro y afectivo, el hogar es un espacio idóneo para desarrollar, desde la más temprana edad, competencias para la lectura y la escritura naturalizando prácticas específicas dirigidas a leer y a escribir y otras que promuevan la escucha y la conversación de calidad.
El estudio plantea que hacer pequeños ajustes en la forma en la que las personas adultas de la familia conversamos con los niños y niñas, supone ya un enorme avance para el desarrollo cognitivo y de las habilidades de alfabetización desde las primeras edades. Por ejemplo, procurar hacer preguntas abiertas, estimular la argumentación y el razonamiento, ofrecer información más compleja y adicional a lo que los niños y niñas nos explican, recordarles eventos familiares pasados para estimular el recuerdo a través de la escucha, introducir en la rutina familiar la lectura compartida de libros de calidad, cantar canciones y recitar poesías con ellas y ellos o estimular el diálogo y la interacción verbal en los tiempos de juego. Otro aspecto que se destaca es la importancia de que los niños y niñas vivan frecuentemente la experiencia de ver a sus personas adultas de referencia disfrutando de momentos para leer y escribir, aumentando así también las posibilidades de entablar conversaciones sobre la relevancia individual y social de estas habilidades y sobre los materiales que utilizamos para llevarlas a cabo.
Los resultados del estudio concluyen que la intervención de alfabetización en el hogar tuvo un impacto significativo en el desarrollo de habilidades cognitivas clave para la alfabetización temprana que, además, incidió en el aumento del bienestar emocional percibido tanto a nivel individual como comunitario en las niñas y niños y el resto de personas adultas participantes en la investigación.
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