El informe (Des)información Sexual: Pornografía y Adolescencia, elaborado por la entidad Save the Children, alerta del creciente acceso a pornografía por parte de niñós y adolescentes.
Para la elaboración de este estudio, han participado 1.753 chicos y chicas de entre 13 y 17 años en diferentes encuestas y talleres. El análisis se ha realizado con enfoque de género y diversidad para conocer, entre otras cuestiones, si el consumo y la percepción de lo que ven varía según el género o la orientación sexual.
Aproximadamente, el 70% de los y las adolescentes afirman que ven contenidos pornográficos y se inspiran en ellos para sus propias relaciones, además, el 30% reconoce que es su única fuente de información sobre sexualidad.
Siguiendo con los datos del informe, la edad media del primer acceso a este material es de 12 años, se consume en la intimidad a través de los teléfonos móviles y el contenido está basado de manera mayoritaria en la violencia y la desigualdad.
Otra de las claves que destacan en el informe es que, en este primer consumo, el 51,2%, accede mediante el intercambio entre sus amistades de fotos o vídeos por WhatsApp o redes sociales.
En el Diario Feminista se ha informado varias veces sobre cómo afecta el consumo y distribución de pornografía a la trata con fines de explotación sexual y a los abusos, sobre todo en menores. En la misma línea, la industria del porno, también tiene un impacto muy peligroso cuando son espectadores. Así lo muestra la evidencia científica: Braun-Coverville y Rojas, alertan de cómo la exposición a la pornografía en Internet tiene implicaciones potenciales para las relaciones sexuales de los adolescentes, como el uso de sustancias. Asimismo, Albury y Clawford reconocen la gravedad que tiene el consumo y distribución de imágenes pornográficas y/o de abuso sexual entre adolescentes, sobre todo en lo relativo al consentimiento y los consecuentes actos de intimidación, acoso o abuso. Además, Jochen y Balkenburg describen que la investigación ha demostrado repetidamente un vínculo entre la exposición de los adolescentes a material de Internet sexualmente explícito y las actitudes sexuales.
Cada vez queda más claro cómo la industria pornográfica destroza la vida de las personas. Es imprescindible ser y elegir a personas valientes para protegernos y protegerlasç y para poder crear relaciones libres en las que no tiene cabida ese material que no tiene nada que ver con relaciones sexuales sanas, excitantes y libres.
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