Las aplicaciones móviles tienen un gran potencial para abordar la violencia contra las mujeres. En los últimos años se han desarrollado un importante número de aplicaciones con funcionalidades distintas, desde la denuncia en situaciones de emergencia hasta la sensibilización social. Las descargas de este tipo de aplicaciones superan los 160 millones en todo el mundo, lo que demuestra el interés social y la oportunidad que supone su desarrollo.
La revista BMJ Global Health ha publicado una revisión sistemática de más de 170 aplicaciones móviles destinadas al abordaje de las violencias machistas. Las regiones del mundo con mayor número de este tipo de aplicaciones son, por este orden, el sur de Asia, Europa y Asia central, América del Norte, América Latina y el Caribe, África subsahariana, Oriente Medio y África del Norte. El 82,46% de las aplicaciones están dirigidas a víctimas y la mayoría han sido desarrolladas en el sector privado. Además, la mayoría son gratuitas, lo que democratiza el acceso a estos recursos.
Casi la mitad de las aplicaciones tienen como función principal ofrecer ayuda inmediata en situaciones de emergencia, conectando con agentes de seguridad o contactos preseleccionados por la usuaria. Otro parte importante está compuesta por aplicaciones con fines educativos para promover el rechazo social hacia la violencia, informar sobre aspectos legales, promover la igualdad de género y el buen trato. Algunas de las aplicaciones educativas están orientadas a profesionales sanitarios y del trabajo social y ofrecen recursos e información adicional para detectar y relacionarse con posibles víctimas de violencia de género.
Otro tipo de aplicaciones están destinadas a denunciar sobre incidentes de violencia sexual o acoso a través del teléfono móvil. Tiene como fin principal poder informar sobre la prevalencia de incidentes y acoso en espacios públicos para que otras usuarias sepan lo ocurrido en determinados lugares.
Otras aplicaciones están destinadas al apoyo a víctimas, ofrecen recursos locales para poder abordar las consecuencias de la violencia sufrida. Están orientadas, sobre todo, a situaciones de violencia de género ocurridas en el contexto de la pareja o expareja. Por último, están las aplicaciones que ofrecen servicios alternativos para evitar situaciones de riesgo potencial, por ejemplo durante los desplazamientos nocturnos.
Las aplicaciones móviles para la prevención de la violencia contra las mujeres son cada vez más demandadas y utilizadas por mujeres de todas las regiones del mundo. Sus posibilidades y funciones no dejarán de aumentar en los próximos años. Para un mejor diseño e impacto de las mismas será muy importante incluir las experiencias y voces de las mujeres, desde la diversidad. Todo esto también plantea retos importantes respecto a la seguridad y la confidencialidad, ante los que cabrá dar respuesta desde la investigación y el diálogo.
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