El pasado 30 de julio se celebró el Día Mundial contra la Trata de Seres Humanos. En 2013 Naciones Unidas acordó conmemorar en esa fecha la importancia de coordinar acciones y medidas internacionales, para erradicar la trata de seres humanos. Esta efeméride es un reflejo de los avances que se han producido en la última década. Cada vez se informa y se conoce más sobre esta grave problemática que vulnera los DDHH de millones de personas.
A pesar de que cada vez hay más campañas de sensibilización y los medios se hacen eco de esta problemática, no está claro si esto repercute positivamente entre la población adolescente. Es decir, si los y las adolescentes están concienciadas sobre la explotación sexual de menores, si conocen los riesgos, las consecuencias y cómo protegerse. Hay muy pocas investigaciones que exploren estos aspectos entre menores adolescentes.
El colectivo adolescente es un colectivo en riesgo potencial de ser víctimas de trata con fines de explotación sexual. En especial quienes sufren condiciones adicionales de vulnerabilidad social y/o están en ambientes familiares y tienen relaciones sociales de riesgo y desprotección. Entre los factores de riesgo, investigaciones previas han destacado que la población menor con antecedentes de maltrato infantil, en especial abusos sexuales, están en mayor situación de vulnerabilidad (Greenbaum, 2014).
El Journal of Pediatric Health Care ha publicado un estudio realizado en EE.UU., Teen Knowledge of Commercial Sexual Exploitation of Children, en el que abordan los conocimientos básicos que tiene la población adolescente sobre la explotación sexual comercial de menores considerando que comprender esta problemática es una vía para reducir el riesgo de ser víctimas en esta franja de edad. El estudio se realizó en un hospital pediátrico con 225 adolescentes que posiblemente habían sufrido abusos sexuales. La investigación cumplió con todos los estándares éticos internacionales.
La mayoría de participantes, 97%, estaban de acuerdo en que el proxenetismo está mal. Un 10% tenía creencias erróneas sobre la explotación sexual comercial de menores como responsabilizar a las víctimas o incluso un 5% estaba de acuerdo con la afirmación de que “vender sexo es una buena manera de conseguir dinero”. En una nota más positiva, un 94% tenía conocimientos sobre trata de seres humanos, aunque solo un 41% había oído hablar de trata con fines de explotación laboral. Apenas un 33% había aprendido sobre la trata de seres humanos en la escuela. Solo un 25% identificó que un personal sanitario había hablado con ellos o ellas sobre la trata. La mayoría habían oído hablar sobre ello a través de amistades o familiares, 67%, y la mayoría a través de internet, películas o televisión, 74%. Más del 90% conocía que los menores norteamericanos también pueden ser víctimas de trata, que los parientes pueden ser proxenetas, que no siempre son hombres y que los niños y chicos adolescentes también pueden ser víctimas, que incluso los proxenetas pueden hacerse pasar por novios para captar a chicas adolescentes.
Estos resultados muestran la oportunidad que supone desarrollar iniciativas educativas de prevención de la trata de seres humanos desde las escuelas para prevenir la explotación sexual de menores.
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