El mundo se detuvo a la fuerza entre febrero y junio del 2020 para frenar la expansión del COVID-19. Datos recogidos por la NASA y por la Agencia Espacial Europea han mostrado, por ejemplo, la reducción drástica en los niveles atmosféricos de dióxido de nitrógeno producidos por la combustión de combustibles fósiles en países como China, debido a la aplicación de medidas como el confinamiento obligatorio y la restricción del tráfico. Asimismo, una de las preguntas claves que surgen es: ¿Cuáles han sido los efectos de las políticas anticontagio aplicadas en el COVID19? Esta semana la revista Nature publicaba los resultados de una investigación al respecto: The effect of large-scale anti-contagion policies on the COVID-19 pandemic.
Un equipo de investigación de 15 personas liderado por Solomon Hsiang estudió el impacto en la reducción de la tasa de crecimiento de infecciones de 1.717 intervenciones no farmacéuticas locales, regionales y nacionales aplicadas durante el COVID-19 en localidades de seis países: China, Corea del Sur, Italia, Irán, Francia y Estados Unidos. Esto se realizó a través de usar técnicas econométricas, orientadas a medir la magnitud total del efecto de los cambios en la política, sin requerir información previa explícita sobre los parámetros o mecanismos epidemiológicos fundamentales (aún no tenemos información para muchos de estos).
Los resultados estiman que, en caso de no haberse aplicado estas acciones, las infecciones tempranas de COVID-19 mostrarían tasas de crecimiento exponencial de aproximadamente 38% por día. De esta forma se muestra que las políticas anticontagio han frenado significativamente y sustancialmente este crecimiento. Si bien algunas de estas políticas tienen diferentes impactos en diferentes poblaciones, la evidencia obtenida muestra de forma consistente que este tipo de políticas está logrando resultados de salud relevantes, beneficiosos y medibles. Hsiang y colegas han estimado que en los seis países analizados las intervenciones previnieron o retrasaron aproximadamente 62 millones de casos confirmados, lo que corresponde a evitar aproximadamente 530 millones de infecciones totales.
Investigaciones como estas son de máxima relevancia para informar la toma de decisiones públicas, bien en aquellos países donde la mayoría de medidas anticontagio están siendo levantadas (como los estudiados), o bien en aquellos otros 180 países en los que ya hay casos confirmados de COVID-19. Conviene evitar las interpretaciones interesadas de este estudio a favor del tipo de políticas anticontagio que se hayan llevado a cabo en los diferentes países, ya que los que han actuado más pronto y con las medidas basadas en las evidencias científicas disponibles en cada momento han logrado mejores resultados que otros.
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