Cuando una universidad española elaboró su Código Ético, hace más de tres años, la Red Solidaria de Víctimas de Violencia de Género en las Universidades, siguiendo nuestro compromiso y por la importancia que tiene para nosotras y para el colectivo que defendemos, pedimos al Rector la incorporación en ese Código Ético de medidas de prevención y actuación también ante el Acoso Sexual de Segundo Orden (SOSH) -que se da contra aquellas personas que reciben ataques y represalias por posicionarse con las víctimas directas- confiando en que sus iniciativas proyectarían la universidad hacia la excelencia científica y humana que toda comunidad académica manifiesta desear.
La Red Solidaria se fundó precisamente con el objetivo de proporcionar apoyo y solidaridad a un grupo de víctimas directas que querían ser supervivientes y también a víctimas de segundo orden que pusieron una denuncia contra un catedrático por acoso sexual, y de la cual diferentes medios de comunicación se hicieron eco. Las víctimas que coincidimos como testigos en el transcurso de este caso nos formalizamos como Red a finales del 2013, cuando la Fiscalía comunicó el decreto de archivo de la denuncia, pero legitimando los hechos y, por tanto, la necesidad de acciones conjuntas en apoyo a las víctimas y a todo el mundo que las apoyara, posicionándose así en contra de los acosos en la universidad.
En esta línea, y siempre con el objetivo de apoyar a las supervivientes directas y de SOSH, nos alegró que por fin una institución universitaria recogiera nuestra propuesta de empezar a tomar medidas de mucha utilidad, en lo que parecía el inicio una nueva etapa con compromiso ético. La elaboración y el uso de un Código Ético son imprescindibles para garantizar el buen funcionamiento de cualquier institución ateniéndonos a unos principios comunes básicos. Abordar el SOSH es clave para acabar con el problema del acoso sexual en el ámbito universitario. Si no se protege también a la persona que apoya a la víctima, se dificulta la rotura del silencio, factor esencial para contribuir a construir las universidades que la sociedad merece, libres de cualquier tipo de acoso.
Seguimos esperando que el Acoso Sexual de Segundo Orden se incluya algún día en los Códigos Éticos de las universidades españolas y en los códigos de conducta y comportamientos individuales y colectivos de cualquier institución que pretenda prevenir y quedar libre de acoso.
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