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La República Dominicana está a la cabeza en embarazos adolescentes y matrimonios infantiles en América Latina y Caribe, con un 40% de madres adolescentes y un 36% de niñas que se casan antes de cumplir 18 años, según datos de UNICEF. 

En la costa norte de la República Dominicana se encuentra una pequeña ciudad llamada Cabarete. Turistas de todo el mundo acuden para practicar surf y nadar en sus aguas cristalinas. Pero hay un lado oscuro en este paraíso tropical. La violencia contra las mujeres es peligrosamente común. Cada día en Cabarete las niñas tienen que soportar el acoso callejero y las presiones para abandonar la escuela. Conocen de primera mano la amenaza de la trata con fines de explotación sexual que acecha a su ciudad. 

Pero esta tendencia está cambiando. Hay un lugar donde las niñas están aprendiendo a leer, cuidar la naturaleza, matemáticas, ciencias, robótica y tecnología; practican deportes, arte, música; tienen acceso a bibliotecas y ordenadores, reciben formación para el empleo y cuidados para la salud y el bienestar. Contar con un espacio físico y emocionalmente seguro les permite desarrollar relaciones sanas con sus educadoras y con otras niñas. Pueden hablar y aprender con sus amigas y sentirse libres y fuertes para transformar sus vidas y su comunidad. 

“Hemos creado un espacio que cambia su manera de pensar, donde reciben ayuda y se ayudan mutuamente” dice Amanda Bucci, Directora de  Programas de la Fundación Mariposa de la República Dominicana (Mariposa DR Foundation), que también explica que el origen del nombre responde, entre otras razones, al simbolismo universal de transformación y libertad que representa la mariposa.

El Centro Mariposa funciona como un hogar para niñas entre 8 y 18 años donde crear soluciones sostenibles frente a la pobreza generacional. Niñas que antes eran vistas como sirvientas, cuidadoras y cargas económicas para sus familias están ahora leyendo, practicando surf, nadando, graduándose en secundaria, ganando dinero y persiguiendo sus sueños con la ayuda de miles de personas voluntarias, donantes, educadoras y colaboradoras. Su trabajo está cambiando la narrativa de las niñas nacidas en situación de pobreza extrema.

Los éxitos alcanzados están superando sus expectativas iniciales y en 2015 iniciaron el Programa Mariposas Volando para ofrecer prácticas profesionales en diversas áreas y becas para continuar sus estudios. En 2018 la Fundación Mariposa fue reconocida por el movimiento educativo internacional  United World Colleges (UWC) como sede oficial para cursos de corta duración que están dando a las ‘Mariposas’ la oportunidad de estudiar en universidades estadounidenses. Sus historias de éxito están mostrando al mundo que la educación y el empoderamiento de las niñas son la solución para erradicar la pobreza generacional.

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